Las luces de la ciudad de New York atravesaban las ventanas y me iluminaban el camino, subí por una escaleras sin barandas, para no hacer ruido me quite mis zapatos los cuales llevaba en mi mano, al llegar a lo más alto de la escalera los coloque en el suelo, camine hacia una puerta negra, tomé el pomo y lo gire despacio, mi pecho bajaba y subía rápido, abrí la puerta y todo adentro estaba oscuro, no las ventanas estaban cubiertas por persianas que no dejaban pasar la luz. En medio del gran espacio hay una cama grande, con un cuerpo cubierto por unas sábanas que se apreciaban blancas al resaltar en tanta oscuridad. Humedecí mis labios con mi lengua y un increíble deseó corrió por todo mi cuerpo, en mi mente solo había un pensamiento, placer, me acerque a la cama y lo vi durmiendo, su cuerpo boca arriba estaba perfectamente expuesto a mis ojos, su rostro lucia tranquilo y relajado, algo que nunca había visto en el.
Me quite él abrigo y mi pantalón, quedando solo con mi ropa interior y una camisa de Imagen Dragons que me quedaba algo grande.
Respire profundo y tome todo él valor que tenía dentro para acercarme a él, sé que es peligroso entrar a la cama de una persona de esta manera pero, si no es así creo que no podré, esto tengo que hacerlo sola.
Subí a la cama, me posicione sobré el rodeando su cadera con mis piernas, toque sus labios, su mentón y baje mis manos recorriendo todo su cuerpo, su pecho mostraba una brújula tatuada y sobre su costilla derecha tenía un crucifijo, seguí bajando por su abdomen, recorriendo cada centímetro de él.
Acerque mis labios a su oído -Chris- susurré, el se movió un poco-Chris- volví a susurrar.
Tome su rostro entre mis manos y lo besé hasta que sus manos me tomaron de los brazos y me separaron de él, me miró confundido y asombrado-¿Abigail?- mi nombre se escuchaba ronco al salir de su boca-¿Qué haces aquí? ¿Como entraste?- sus manos bajaron a mis piernas desnudas, lo que el notó dejándolas ahí.
-Estoy aquí, para ti, el cómo llegue ¿Importa?- rostro de asombro cambio totalmente al escucharme, ahora su expresión era de lujuria pura, una sonrisa ardiente se posó en sus labios, sus manos comenzaron a subir junto con su cuerpo hasta llegar a estar junto a mí casi abrazados.
Nuestros labios se juntaron en un beso pasional, devorando nuestros labios, el sabor fresco de su boca se volvía cada vez más caliente, no podía evitar morder sus labios deseando devorarlo, quería consumir mi vida en un beso suyo.
El bajo a mí cuello devorando lo con pasión, mis dedos se entrelazaron con su cabello, yo jadeaba con cada sentir de sus labios contra mi piel, sus manos estaban bajo mi camisa, acariciando mis senos con rudeza, lo cual me encantaba, su lengua recorrió cada centímetro de mi cuello dirigiéndose a mí oído, mordió mi
Lóbulo y susurró muy bajo-Déjame llevarte al cielo- en ese momento sus manos se desviaron a mí espalda, desabrocho mi sostén y procedió a tomar mi camisa y comenzarla a levantar, sentí mi respiración más pesada, en un momento la tela tapo mi vista a sus ojos para volverlos a encontrar, brillaban como dos gemas verdes preciosas, mordí mis labios para no pensar en como me veía casi desnuda frente a él. Dirigió sus manos a las tiras del sostén que colgaban sobre mis hombros, haciéndolas caer, dejando mis pechos expuestos a su deleite, su mirada se posó en ellas y las tomo entres sus manos, su tacto me izó inclinar mi cabeza hacia atrás, mi boca estaba seca de tanto jadear y busque la suya en busca de saciar mi sed.
Pero él estaba ido en mis senos, comenzó a chuparlos y lamerlos con desesperación, yo jadeaba con locura al experimentar está nueva increíble sensación, sus dientes mordiéndome me incitaban a gritar, pero no era dolor era placer.
Sus manos tomaron mi trasero y lo presionaba con fuerza.
Cada centímetro de mi piel se erizaba con su tacto- Hazme tuya, hazme tuya- jadeaba y movía mis caderas al centro de su paquete bajo mi sexo, separándolos solo mi ropa interior y la suya que no distinguía aún.
-¿Quieres que te la meta?- me susurró al oído mientras paso su mano a mí vagina haciendo mi tanga aún lado y tocándola directamente, mis respiración se cortaba al sentirlo, no lograba pensar con claridad, dos de sus dedos entraron en mi y un jadeo de mi parte se escuchó por toda la habitación- ¿Te gusta? Pídeme que te coja, quiero escucharte pidiéndomelo fuerte.
Me costaba pronunciar palabras, sus dedos entraban y salían de mi - Cógeme, Cógeme, quiero sentirte dentro de mi ahora.
-¿Qué quieres que te meta?.. ¡Dilo!- sus dedos pasaron a mí clítoris con movimientos rápidos y circulares. Mis quejidos aumentaron y mis piernas comenzaron a temblar.
-Tu.. tu.. -jadeaba -tu verga, métemela, quiero sentirla, quiero ser tuya, quiero pertenecer a tu cuerpo y a tu recuerdo. El me tomo del cuello y me jalo a sus labios dándome un beso cortó, luego se acostó estirando uno de sus brazos para llegar a un cajón en su mesa de noche donde saco un condón, su otra mano la metió bajo sus ropa y la empujó hacia abajo, dejando su miembro duró expuesto a mis ojos, mordí mi labio mirándolo con lujuria, sin pensarlo una de mis manos se dirigió a él, lo tome cerrando mi mano pero mi mano no lo rodeaba por completo, era ancho y posiblemente media más de una cuarta de mi mano.
Christopher se colocó el condón, luego me besó, de una manera dulce, lo cual me sorprendió, tomo mi cabello suelto entre sus manos y acarició mi cuerpo -Soy tuyo, tú vas hacerme el amor, tu vas a tomar el control- sus palabras me tomaron por sorpresa, y un nudo en mi garganta comenzó a formarse.
Yo todavía seguía sobre él, obedeciendo a sus palabras tomé el control, le levante un poco, me quite lo único que me quedaba de ropa y tome su miembro con una de mis manos, lo posicione en dirección a mí entrada, comencé a bajar lentamente, la punta de su miembro estaba dentro de mi vagina -Despacio- me dijo el, pero mi deseo era enorme, lo quería rápido y se deslizaba dentro de mi fácilmente, aunque un poco de dolor agudo me hizo detenerme en un momento, no me importó, lo soporte y terminé de poner mi peso sobre su miembro, sentí como cada parte de mi se llenó por completo con el, me quedé quieta unos segundos disfrutando de placer.
Me incliné sobré el y lo besé, no era un beso pasional, era uno de agradecimiento o por lo menos así lo di yo, unas lágrimas salieron de mis ojos, pero eran de alegría -Soy tuya ahora.
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Mi Joven Obsesión
RomanceChristopher es un hombre de 38 años multimillonario, soltero, enfocado siempre en sus negocios y su carrera política. Abigail es una joven de 18 años, estudiante enfocada en la carrera de economía en la Universidad de Yale. Una joven y hombre que si...