Capítulo 3

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─ Este vestido te queda hermoso.

─ Tú crees me siento como rara creo que mejor me pruebo el negro, así disimulo mis rollitos ─ sigue esta necia con lo de sus rollitos.

─ Amanda mírame ─ se volteó haciéndome caso y yo me acerque a ella para susurrarle al oído ─ Cuantas veces tengo que decirte que no estás gorda ─ le señaló el espejo, mostrándole que se ve súper bien ─ Deja los complejos por favor.

─ Ok, ok, me quedare con este, creo que el azul si me sienta bien.

─ Bueno voy a probarme mi vestido para irnos a ayudarle a tu mamá.

Después de terminar con nuestros vestidos y zapatos nos fuimos al salón donde sería el baile para ayudarle a la madre de Amanda con los últimos detalles. El salón era grande y elegante, tenía muchas mesas alrededor y una gran pista de baile seguida de una tarima con una pequeña pasarela donde estaba una señora dando órdenes a unas personas frente a ella.

─ Mamá ─ grito mi amiga levantando su mano para llamar la atención de aquella mujer sobre la tarima ─ Ven baja de ahí quiero que conozcas a mi amiga.

─ Hola mi amor, te extrañamos en el desayuno ─ le dijo la mujer dándole un abrazo y un beso a su hija.

─ Si mami discúlpame, mira ella es Abigail Williams.

La madre de Amanda me abrazo y me dio un beso en la mejilla ─ Por fin te conozco, yo soy Sara.

─ Mucho gusto señora Kirkman ─ le sonreí, admito con una sonrisa un poco tímida pues la familia de mi amiga son personas muy elegantes y educadas no quiero que piensen que soy mala influencia para su hija, aunque la mala influencia es ella para mí.

─ Por favor sólamente dime Sara ─ me dijo amablemente ─ Eres la amiga de mi hija no hay que tratarnos con tanta formalidad.

─ De acuerdo Sara ─ un joven senos acerco para hablarle a la Sara, mientras que Amanda y yo hablábamos de lo bien que se veía el lugar todo parecía de un sueño ─ No me puedo imaginar cómo se verá en la mañana en la noche.

─ Si mi mamá es excelente organizando estos eventos.

Sara nos habló y nos acercamos a ella ─ Bueno chicas aquí ya está todo listo, tengo que volver a la casa para encargarme de la cena de navidad esta noche ¿Me acompañan? ─ las dos asentimos con la cabeza y nos marchamos del lugar.

─ Señora.. ─ ella me miro como si me fuera a matar ─ Perdón, Sara, tengo que decirle que su casa es sumamente hermosa ─ dije mientras nos bajamos del auto y caminamos a la puerta de la casa.

─ Bueno, muchas gracias linda, pero la verdad no es mi casa es de la familia de mi esposo, es frustrante no poder decorarla a mi modo porque siempre tiene que mantenerse lo más original posible ─ la expresión de su rostro y sus palabras denotaban que ella no era completamente feliz ─ Pero amo a mi esposo así que no me puedo ir y dejarlo aquí solo.

Amanda se acercó a ella por atrás y la abrazo ─ Mamá eres la mejor mamá y esposa.

─ Gracias cariño.

Verlas así me hizo recordar a mamá y una gran tristeza inundó mi corazón. Entre a la casa detrás de ellas y no podía evitar sentir que las lágrimas iban a salir de mis ojos─ Puedo dejarlas solas y subir a la habitación.

─ Claro ─ respondieron ellas volteándose, pero no les dio tiempo de verme, porque subí corriendo las escaleras hasta llegar al pasillo que daba a mi habitación, las lágrimas recorrían mi rostro sin poder evitarlo. De pronto me pare en seco, era él frente a mí, sabía que era él aunque tenía mis ojos llorosos y no podía levantar mi mirada para ver su rostro, sabía que era él.

Mi Joven Obsesión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora