Christopher
Tengo mi mirada puesta en el techo de mi habitación, pero lo que mis ojos me transmiten no es el techo, es su mirada clara puesta en mí.
Después de la cena de esta noche, nuestras miradas se cruzaron más de una vez, deseaba acercarme a ella, hablarle, preguntarle como siguió después de lo que pasó al medio día, disculparme con ella por la torpeza de mi acompañante.
Me incorporo quedando sentado en media cama.
Puedo ir con ella en este momento, me levanto y camino de un lado a otro ¿Estará despierta? Pienso, pienso y pienso ¿Qué hago? ¿Voy o no voy?, Y si voy ¿Qué le digo?
Creo que tengo inseguridad ante una mujer como ella. Ok, voy a ir.
Abro la puerta y doy tres pasos para llegar a la de ella, levanto mi mano cerrada dispuesto a tocar la puerta.
No esto es una estupidez.
Abigail
—Señorita Williams, lamento despertarla, pero tiene una llamada que parece ser urgente el hombre que la llama suena muy alterado.
Hijo de su puta madre, que puto susto. Es el mayordomo de esta casa, casi me mata del susto, viste todo de negro y tiene algo blanco en su cara que ni idea de que pueda ser, pensé por un momento que era un vampiro.Con mi mano derecha en mi pecho trato de recobrar el aliento — ¡Casi me muero del susto! — Exclamé — ¿Quién podría llamarme a esta hora? y al número de la casa yo no le di ese número a nadie.
—La señorita Amanda me notifico que le envió el número de la casa a su hermano en caso de que él quisiera comunicarse con usted. Aquí suele fallar la señal de los celulares.
—Entonces debe ser él, pero porque me llamaría falta una semana para que llegue.
—Dijo que volvería a llamar en 15 minutos — de pronto timbra el teléfono que está a un lado del pasillo —Oh, debe ser el — el señor alto y delgado de acerca al teléfono y contesta— Casa de la familia Kirkman, si ya se la comunico — baja el teléfono y me mira — Es para usted señorita.
Me acerco al hombre y tomo el teléfono si es Norman, me espera un regaño — Aló.
— SE PUEDE SABER DÓNDE MIERDAS ESTAS, LLEGO A CASA ANTES ESPERANDO SORPRENDERTE Y EL ÚNICO SORPRENDIDO AQUÍ SOY YO — Separo el teléfono un poco de mi oído para no quedar sorda — TE LLAMO AL CELULAR, SALE CONTESTADORA Y EN TU APARTAMENTO IGUAL.
—Hola Norman, yo bien y tú. Si mi amiga Amanda, ¡La que dices que es sexy! me invito a pasar noche buena con ella y su familia en Vermont.
—Se supone que deberías estar aquí— habla un poco más calmado —Hace un año que no te veo— ahora su tono de voz es triste.
—Lo se hermano, yo también muero de ganas de verte, te juro que de saber que llegarías antes no habría venido a Vermont — y soy sincera, mi hermano es mi única familia, no lo cambiaría por nada ni nadie.
— ¿Cuándo vienes a casa?
—Amanda compro el tiquete de avión para el 26.
— Ok, te quiero aquí ese día ¿A qué hora llegas al aeropuerto?
—A las 3 de la tarde.
—Te espero ahí entonces, buenas noches te amo.
—Yo también te amo, descansa— corte la llamada, mire alrededor ¿En qué momento se fue Drácula?, regrese a mi cuarto y cerré la puerta. No había puesto mi trasero en la cama cuando volvieron a tocar la puerta.
QUIERO DORMIR, grite en mis adentros, mis ojos querían cerrarse y descansar. Camine de nuevo a la puerta, abriéndola de golpe y pronunciando un cansado y fuerte — ¿QUÉ?
—Señorita Williams— su voz hace que mis piernas pierda fuerza, el verlo de pie frente a mí, percibir su olor, sus ojos penetrantes mirándome, todo eso hace que una sonrisa boba se marque en mis labios ¡Reacciona! Grita mi subconsciente—Lamento despertarla a esta hora, yo.. vine a disculparme por lo de esta cena, que pena, pero no podía dejar pasar la noche.
—No.. no era necesario, pero gracias— no quito mi vista sus ojos, ni el tampoco de los míos, mi corazón late fuerte, una distancia muy pequeña es la que nos separa. En un momento bajo la mirada a sus labios y surge un cosquilleo en mi entre pierna, que me produce tragar grueso y morder mi labio inferior. Levanto mi mirada a sus ojos.
—A la mierda— sale de sus labios.
Todo pasa tan rápido, da dos pasos al frente con una mano me toma de la cintura, con otra tira la puerta cerrándola.
El termina la distancia entre nosotros tomándome del cuello y dirigiendo mis labios a los suyos, por un momento mi mente se puso en blanco, ¿Mi reacción? Dejarme llevar por los impulsos de mi cuerpo y el suyo, me perdí en su olor, su aliento, sus manos, su barba rosándome el rostro, sus labios junto a los míos abriéndose y cerrándose en un apasionado beso.
Esto es real, es él, el hombre al que me dedique a espiar en redes sociales estos últimos días, el hombre que tenía en mi mente en esta últimas noches mientras me provocaba placer a mí misma, cuantas veces imagine el sabor de sus labios, su lengua, la sensación de sus manos en mi piel.
Y así a como me beso por sorpresa igual se apartó de mi bajando sus manos a mis brazo y empujándome con fuerza sin soltarme, su respiración era agitada y la ¿Mía?, bueno yo estaba sin aire y sin palabras también.
—Lo siento— salió de sus labios, pude notar como su lengua pasaba por sus labios saboreado nuestro beso de hace un instante.
¿Lo siente? No me importa, tal vez nunca más vuelva a tenerlo tan cerca y no pienso perder esta oportunidad, me abalanzo a él y lo beso.
Esta vez era más intenso, sus manos se dirigieron a mi trasero apretándolos con fuerza, lo que me provocaba otra vez esa sensación en mi entre pierna, me levando y yo rodee su cuerpo con mis piernas, se siente excitante estar en sus brazos.
Camino hasta la cama, conmigo sujetada de su cuerpo y pegada a su boca.
Me recostó en la cama y se posó sobre mí, sus besos seguían esta vez en mi cuello, sus dientes me daban pequeñas mordidas que me provocaban pequeños jadeos. Se pegó más a mí y ahora su excitación era evidente, su sexo rosaba el mío separándolos nuestra ropa.
Un recuerdo viejo invadió mi mente ¿Por qué tengo que recordarlo ahora? Deja de pensar en eso, piensa en Christopher ¡Esta aquí ahora sobre ti! .Pero no, por más que lo intento ese momento no se aleja de mi mente ¿Qué me pasa?
—Chris— susurró, con un nudo en mi garganta y las lágrimas a punto de salir de los ojos —Señor Kirkman—detiene sus besos y me mira, sus ojos cambian de lujuria a preocupación.
—Que paso, te hice daño— niego con la cabeza, él se levanta y queda de pie frente a mí —No debí acercarme a ti, perdón.
—Usted no me ha hecho nada malo yo.. yo.. —Titubeo —Yo lo estaba disfrutando solo..
Se agacha, toma mi barbilla —Descuida, no volverá a pasar.
⭐⭐⭐⭐⭐
ESTÁS LEYENDO
Mi Joven Obsesión
RomanceChristopher es un hombre de 38 años multimillonario, soltero, enfocado siempre en sus negocios y su carrera política. Abigail es una joven de 18 años, estudiante enfocada en la carrera de economía en la Universidad de Yale. Una joven y hombre que si...