Capítulo 27

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Christopher
Detective me daba las indicaciones, de la llamada que tenía que realizarle a Desmont, para poder rastrear su ubicación.

— Tienes que alargarla lo más que pueda ok— el reloj ya marcaba las 11 de la noche y Abi no regresaba a casa, ni contestaba su teléfono, el departamento.

—Estoy listo, no quiero esperar más— cada segundo contaba y ella podía estar siendo acecinada en este instante.

— Muy bien márcale— el detective me dio su aprobación eh inmediatamente obedecí.

—Hola— contestó el infeliz, escuchar su voz me revolvía el estómago.

— Desmont, necesito tu ayuda ¿Todavía estás en New Haven?

—Si señor Kirkman ,¿ En que puedo ayudarle?— Bastardo, hipócrita.

— Abigail, esta desaparecida, necesito que me ayudes a buscarla, necesito encontrarla— le supliqué desesperado.

—No puedo ayudarle, en estos momentos estoy muy ocupado con una mujer— Hijo de puta, infeliz se estaba burlando de mi, la idea de imaginarlo en la cama con mi mujer me estaba volviendo loco, no soportaba la desesperación, ¿Que estarás pasando mi pequeña?

—Te lo pido por favor, te voy a pagar lo que me pidas, la cantidad que sea, pero ayúdame, estoy desesperado, estoy perdido sin ella— Las lágrimas comenzaron a salir, el hombre fuerte que aparentaba ser se estaba desboronado, la súplica no era por qué me ayudará a buscarla, era para que la regresará a mí lado, la quiero devuelva conmigo.

—Kirkman en estos momentos estoy muy ocupado en la cama con una mujer y hay un cuerpo que tengo que poner duro, a si que no tengo tiempo para ayudarte— mis manos comenzaron a temblar, jamás sentí está impotencia, estaba atado de manos, no podía tratarlo como se lo merecía y no podía correr rescatarla si no sabía dónde esta, tengo que resistir — Se lo probaré ¿Quiere escucharla gritar?— el tiempo se detuvo en un momento y sentí como mi mundo se vino a bajo y a mi corazón se le hizo un hueco.

—CHRISTOPHER MI AMOR, AYÚDAME, EL TIENE UNA SOGA EN MI CUELLO, QUIERE MATAR.. — sus palabras fueron calladas de pronto, me levanté de inmediato y comencé a caminar de un lado a otro.

—Abi mi amor, responde, dime dónde estás, te juro que te voy a rescatar bebé, te voy a buscar y te voy a encontrar donde sea que estés—no me importaban los presentes, lloré como un niño por ella, caí de rodillas al suelo mientras seguía hablándole— no descansaré hasta tenerte conmigo mi amor, te traeré a casa, solo se fuerte cielo, lucha con todas tus fuerzas hasta que yo llegue por ti, voy a rescatarte bebé, lo juro, lo juro, lo juro— no paraba de llorar, la puta impotencia, un maldito inútil es lo que soy al no poder protegerla, Amanda lloraba en un sillón casi descompuesta, con Anderson a su lado llorando también, Norman, golpeaba la pared con fuerza seguramente deseando que fuera el, y yo como un inútil solo lloraba por ella.

—HARRY, HARRY— le escuché gritar antes de que la llamada fuera cortada. Me levanté deprisa.

—¿Hola? ¿Hola?— pero solo escuchaba la línea cortada, me dirigí a todos— ella mencionó a un tal Harry, gritó su nombre varías veces.

—¿Harry? — preguntó Amanda, me miró fijamente y dijo rápido— Está en el edificio su departamento, el piso de abajo— Amanda salió comenzó a correr desesperada y yo tras ella, todos el lugar salimos desesperados, bajamos las escaleras y en la puerta que se detuvo Amanda, nos detuvimos, patee la puerta con todas mis fuerzas y entre a prisa.

—ABIGAIL— grité fuerte, desesperados abrimos cada puerta hasta que llegue a la correcta. Encontrando la peor escena que pude imaginar, el hijo de perra estaba sobre ella con una cuerda en su cuello estrangulando la con fuerza, entre sin pensarlo y lo patee fuerte en el estómago, tirando a un lado, no mire a Abi, no quería saber si estaba muerta, no quería pensarlo, quería matar a Desmont, me acerque al maldito y lo golpee con fuerza en la cara, un golpe tras otro, la sangre en mis venas hervía de furia— HIJO DE PUTA, MUERE MALTIDO BASTARDO ASQUEROSO— el me pegó dos golpes que apenas  si sentí, yo le devolvía los míos con más fuerza, mi puño estaba lleno de sangre, suya y mía, pero no me importa el bastardo moriría, sin importar nada, no paraba de golpearlo, me decían que me detuviera pero no me frenaban, no quería soltarlo, unos brazos fuertes me alejaron de su rostro desfigurado por mis golpes intenté pegarle un codazo pero me esquivó, tirándome a un lado.

Mi Joven Obsesión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora