Día VIII: Desalentar

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Universo: Lesbian! AU

Estado: Parte 1/2

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Keith estaba preocupada, y su corazón tembló ligeramente cuando no consiguió ver a Pidge en ningún lugar en los asientos del bar. Se había levantado durante cinco segundos para saludar a un antiguo amigo de preparatoria con el que había perdido contacto durante varios años, y fue tiempo suficiente para perderla entre el mar de gente en ese lugar.

¿Dónde diablos se había metido?

— ¿Keith, está todo bien? — Escuchó a Hunk a su lado mientras la observaba preocupado, ella asintió con un gruñido saliendo de su garganta. —

— Si, solo he perdido de vista a alguien.

— Awww, ¿finalmente has conseguido una novia luego de todos estos años? ¡Estoy muy orgulloso de ti!

— Es... Realmente una amiga.

Respondió en un leve susurro que a Hunk le costó escuchar, mientras se acercaban a las barras para pedir algún trago. Pero definitivamente no pasó por alto la manera en que ella lo había dicho. La chica que estaba desaparecida en el bar era alguien importante para Keith.

— ¿No irás a buscarla?

— No, debe estar con Shiro en la terraza. De haberse ido, me habría llamado. — Respondió sin más mientras tomaba un sorbo de vodka negro cuando se lo entregaron. Mientras un trago curiosamente bien ornamentado llegó a las manos de Hunk. Keith lo miró curiosa. —

— ¿Qué? Me gustan los cocteles, son lindos y dulces.

— Está bien, soy la persona menos indicada para recriminarte por lo que bebes. — Respondió encogiéndose de brazos. —

— ¿Shiro también está en este bar?

Pregunto Hunk interesado, Shiro había sido su maestro de artes marciales hace varios años atrás y lo recordaba con verdadero aprecio. El hermano mayor de Keith era una persona amable y talentosa que siempre sabía que decir en el momento adecuado.

— Claro, aunque preferimos los menos... Ruidosos, conocimos este lugar gracias a Allura, una amiga de la universidad. Y tiene buena música a diferencia de muchos otros.

— Ya veo. — Hunk bebió un poco más de su propio coctel. —

— ¿Y tú que has hecho? Desde que te mudaste a California no volvimos a saber de ti, ni siquiera Lance supo noticias de ti.

— Si, pues... Han sido años difíciles, mi madre enfermó y tuvimos que cuidarla. Pero todo está bien ahora.

— Me alegra escucharlo, amigo.

Keith sonrió en simpatía mientras Hunk comenzaba a conversar sobre lo que había hecho cuando se mudó a la ciudad natal de su madre. Lo había extrañado bastante los últimos años, pero no podía mantener la concentración cuando en su mente el rostro de Pidge se posaba encima de sus pensamientos.

Ella presentía que estaba fuera con Shiro, y daba por sentado que si se asomaba por la ventana podría verla fumando junto a su hermano, alejada del ruido del interior.

El problema radicaba en que Pidge no quería su compañía en ese momento, estaba rechazándola por completo y Keith no podía culparla.

Sin embargo, todo había sido culpa de Lance, no de ella. Su estúpido mejor amigo resultó ser una relación terriblemente toxica para la pobre chica durante el tiempo que pasaron juntos, y el corazón de Pidge terminó hecho trizas hace varios meses atrás. La había botado el día anterior cuando Pidge lo encontró besándose con otra chica en su apartamento, el bastardo ni siquiera le pidió disculpas cuando le exigió explicaciones. Posteriormente, Lance ni siquiera demostró estar arrepentido cuando fue encarado al día siguiente, cuando las cosas estaban un poco más calmadas y Pidge necesitaba recoger algunas cosas que había dejado en su apartamento cuando pasaba las noches junto a él.

Many ways to say I love youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora