Día IXX: Renacer

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Universo: Fantasía medieval AU

Estado: Parte 1/3

Advertencias: Violencia/Descripción gráfica de abuso.

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Llevaban días sin descanso gracias a la última desventura vivida en la que apenas lograron escapar con vida sin ayuda de los últimos recursos de magia que tenían a mano, ganándose varias heridas alrededor de sus cuerpos que dolían ante el roce insistente de sus ropajes. Necesitaban desinfectar los cortes profundos lo antes posible, pero muchos de sus recursos se perdieron en cuanto las cuevas se derrumbaron bajo sus cabezas, tomando la drástica decisión de huir dejando sus posesiones a la deriva para no retrasarse mientras corrían.

Los ánimos estaban por los suelos, ni siquiera Lance era capaz de realizar un comentario irónico sobre la situación y la noche pronto caería mientras caminaban por el bosque, los agudos sentidos de Shiro lo alertaron que los animales cazadores ya se encontraban en su completo apogeo buscando alguna presa para alimentarse, y ellos en este momento se veían encantadoramente tentadores, apenas consiguiendo caminar por su propia cuenta.

Hunk hacia lo posible por encontrar un pueblo a los alrededores para resguardarse de los peligros inminentes y descansar apropiadamente después de la dura batalla, pero el lugar más cercano era la pequeña ciudad de Arus, y estaba a varios kilómetros de distancia en el que posiblemente les tomaría varias noches llegar hasta allá. Por lo que tenían que acampar en aquel lugar para recobrar al menos unas pocas energías.

Realizaron un pequeño campamento en una zona cómoda luego de unos minutos decidiendo cual seria el mejor lugar. Shiro tomó su espada y salió en búsqueda de comida junto con Hunk, quien era hábil reconociendo cuales eran los alimentos del bosque que eran comestibles sin morir de algún tipo de envenenamiento. Dejando a Pidge encargándose del fuego mientras Lance ordenaba unas cuantas hojas y pasto seco para realizar una gran cama improvisaba para todos.

No sería la primera vez que compartían un espacio de descanso para pasar la noche luego de una ardua batalla, su vida como buscadores de tesoros desde hace varios años los había hecho íntimos. Lo suficiente para no molestarse sobre la cercanía entre ellos sin sobrepasar ningún límite de por medio. Se conocían por completo y el respeto era su principal base de la extraña amistad que habían creado entre personas de razas tan distintas como ellos. Lo que para muchos era una completa locura cuando los conocían.

Lance bostezó lánguidamente luego de terminar un nido bastante cómodo para todos, que estaba a punto de caer rendido en medio con satisfacción, Pidge rio ante su conducta.

— Y yo que pensaba que los juglares eran mucho mas resistentes.

— ¡Hey, no me culpes por estar cansado! — Respondió Lance con una amplia sonrisa mientras se acomodaba en el suelo. — Luchar contra esos trolls ha sido por mucho, la idea más estúpida que hemos tenido.

— Si bueno, no voy a negarlo. — Dijo Pidge en un susurro. — Tuvimos que estar mucho más preparados. Incluso Shiro sufrió graves heridas en su brazo derecho.

— ¿Crees que le queden cicatrices?

— ¿Estas bromeando? — Los labios de Pidge se doblaron hacia una sonrisa sardónica. — Apenas deben quedar cortes, Shiro es un oni, después de todo. Hace falta mas de un par de piedras y fuego mágico para romper su piel. Especialmente su brazo derecho.

— Ahh... — Respondió Lance desinteresado. — Si bueno, a veces se me olvida que no es un humano.

— ¿Incluso con esos grandes cuernos que lleva? — Inquirió Pidge inquisitiva, levantando una ceja como si Lance hubiese dicho algo completamente ridículo. — ¡Incluso yo puedo pasar mucho más fácilmente como uno!

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