Día XX: Confianza

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Universo: Garrison AU

Estado: Parte 4/4

Advertencias: NSFW.

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Keith estaba completamente agotado una vez consiguió detenerse por un momento luego de varias horas corriendo por los pasillos de la guarnición. Se lanzó sobre el sillón de la sala de descanso con fuerza sin importarle que su holopad seguía resonando ante un posible papeleo que debía llenar ante su llegada, pero prefirió ignorarlo. Cualquier cosa que fuera, podría esperar hasta mañana. Esperaba recobrar las energías suficientes para bañarse y dirigirse hacia su hogar para tomar un merecido descanso. Había sido un largo día de regreso a la tierra.

Trabajar junto al planeta Daibazaal y viajar por el universo durante varios meses y no realizar actividades físicas de alto impacto lo había dejado fuera de forma los últimos años. Su vida en Garrison lo habían ayudado con habilidades de entrenamiento básicas para sobrevivir y no agotarse fácilmente durante el trayecto, pero solía olvidarse de mantener una rutina de entrenamiento mientras más viejo se iba haciendo.

Se recostó tratando de tomar una postura más cómoda en el sillón, pensando en la posibilidad de dormir unos cuantos minutos antes de dirigirse a su casa. Pero algo punzaba su espalda, haciendo que le molestara cualquier postura que tomara. Carraspeó mientras metía la mano dentro de los cojines tratando de encontrar al culpable, tal vez Lance había dejado su basura mientras visitaba Garrison durante sus viajes hacia el planeta Altea, o a Pidge se le había quedado una pieza de sus nuevos proyectos.

Cuando lo encontró en el fondo del sillón, no vio nada que pareciese ser de ninguno de los dos, en realidad, no tenía forma de saber que se suponía que era o para que servía. Era un objeto blanco, ovalado y pequeño que caía perfectamente sobre su palma, tenía un interruptor en el medio, y unas palabras ilegibles escritas a su lado.

Pero tan rápido como colocó uno de sus dedos para subir el interruptor y saber para qué servía, se lo arrancaron de las manos antes de darse cuenta. Pidge había entrado a la habitación con un rostro claramente pávido ante su descubrimiento.

— ¿¡Dónde encontraste esto!? — Keith se preocupó unos momentos en cuanto la voz de Pidge hizo eco en las paredes. —

— Yo... Lo encontré debajo del sillón. — Sus palabras parecieron calmarla por un momento. Susurrando la posible intrusión de los ratones espaciales que Allura dejaba de vez en cuando ante su posible pérdida, colocando su pequeño objeto en uno de sus bolsillos. — ¿Para qué sirve, es algo como un proyecto secreto o algo así? — Preguntó curioso Keith, pero ella simplemente le dio la espalda con una mirada más fría de lo que esperaba. —

— No es de tu incumbencia.

Y sin más, salió de la habitación.

...

Los últimos días habían sido un tanto agridulces para Keith mientras se mantenía en la tierra. Si bien podía pasar todo el tiempo que quisiese con sus amigos, a excepción de Hunk, quien se encontraba en un tour intergaláctico intentando descubrir nuevas recetas para sus comidas, no tuvo ningún momento para pasar el tiempo junto a Pidge, ni siquiera una breve charla mientras trabajaba.

Él no era imbécil, claramente ella lo estaba evitando ante lo sucedido sobre su pequeño aparato hace una semana atrás. ¿Pero qué culpa tenía él, que los ratones espaciales lo habían escondido en un lugar que casualmente encontró luego de su llegada? Ni siquiera Allura parecía ser blanco de la molestia de su esposa, quien claramente era responsable que sus mascotas fueran tan intrusivas con los objetos ajenos.

Many ways to say I love youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora