Día XXI: Edredón

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Universo: Omegaverse

Estado: Parte 1/3

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Su cuerpo clamaba una sensación de calidez aún desconocida para ella mientras caminaba por los pasillos de su casa maniáticamente, buscando alguna solución ante su creciente necesidad sin importarle que fuese temporal. Pidge sabía que no tenía que ponerse ansiosa ante los cambios que estaba experimentando su cuerpo durante los últimos meses, al fin y al cabo, el despertar omega era un suceso complejo lleno de experiencias por conocer en el que todos reaccionaban de diferente manera, más aún para su triste situación en el que la pubertad le llegó un par de años tarde con sus quince años de vida. Pero en ese momento, no era algo diferente ni complejo que tendía a abrumar todos sus sentidos o perturbarla ante un olor misterioso, simplemente se sentía agobiada porque no conseguía decodificar un código que le estaba dando problemas desde hace varias semanas atrás. Y eso le frustraba completamente, por lo tanto, su omega interior también se sentía inquieto. Por lo que tenía que buscar la manera de tranquilizarse antes de generarse estúpidamente un posible ataque de pánico.

Suspiró frustrada nuevamente mientras se mordía la uña de su dedo, ¿por qué tenía que pasar por algo así solo por un simple problema? Sentía que toda su vida estaba de cabeza a causa de sus nuevos sentidos genéticos.

Su madre le había dicho hace tiempo atrás, que el olor conocido a veces ayudaba a calmar las preocupaciones que se sentían abrumadoras, pero ninguno de sus padres volvería hasta el Domingo. Por lo que Pidge pasó por la habitación de Matt buscando alguna chaqueta que utilizar mientras tanto, dado que su olor siempre la tranquilizaba rápidamente, incluso ante fuertes preocupaciones, pero lo único que consiguió cuando tomó una de las sudaderas de la cama, fue el dulce olor de Shiro golpear sus sentidos tan deliciosamente que su cuerpo se dirigió por el camino equivocado, mareándose momentáneamente.

Para su gran pesar, era un olor Alpha demasiado fuerte, por lo que fácilmente podría impregnarse bajo su piel en pocos segundos y todos podrían darse cuenta inmediatamente que lo había utilizado para calmar su ansiedad. Pidge no se sentía con el suficiente descaro para hacer algo así, podría darse a graves malentendidos considerando que Shiro era el alfa de Matt. Y no estaba dispuesta a tener una incómoda conversación con su hermano explicándole las razones que tenía para que no pensara que estaba tratando de llamar la atención de su novio intencionalmente.

Cerró la puerta de la habitación de Matt molesta mientras bajaba las escaleras, pensando seriamente en darse una ducha con agua fría. Ahora no solo caminaba por su casa completamente frustrada, sino también caliente.

— Malditas hormonas de omega en crecimiento.

Se apoyó contra el sillón liberando nuevamente un suspiro frustrado, mientras pensaba en las posibilidades que tenía para desconcentrarse mientras tanto. No podía salir de la casa dado que su hermano había salido a comprar junto a sus amigos, y ella sabía que no había tomado sus llaves. Los videojuegos no le llamaban la atención de momento, los había completado todos perfectamente desde hace varias semanas atrás durante su último episodio de ansiedad, y volver a su computadora no era una opción. No sería capaz de ignorar ese maldito cifrado que se burlaba en su propia cara.

Pensó en prepararse algo para comer cuando ya sus opciones se redujeron a cero, pero antes de levantarse del sillón vio algo rojo escondido entre los cojines que le llamó particularmente la atención. Cuando lo jaló con fuerza para sacarlo desde donde estaba escondido, se dio cuenta de dos cosas que golpearon fuertemente sus sentidos.

Many ways to say I love youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora