Día XI: Grasiento

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Universo: Década de los 50's AU

Estado: Parte 1/2

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Katie escuchó como su padre abría la puerta de su habitación para cerciorarse que se encontraba dormida sobre su cama, la misma rutina de siempre a la misma hora, pensó. Mantuvo los ojos cerrados casi sin respirar para no mover un solo musculo de su rostro, esperando que pensara que se había quedado dormida desde hace varias horas. Lo sintió acercarse hacia la ventana para asegurarse que no habrían ''perros'' deambulando alrededor de su casa durante la noche, haciendo que Katie casi dejara de respirar. Pero luego de unos segundos y con un suspiro satisfecho, besó su frente y la arropó un poco mas para darle las buenas noches, como siempre lo hacia desde que tenía cinco años.

Esperó un par de minutos en la misma posición, pensando que, si se movía, podría ver a su padre en el marco de la puerta con una mirada inquisitiva. Pero cuando Katie se dio la vuelta, no vio absolutamente nada, solo el desorden normal de su habitación que su madre le había recriminado esa mañana.

Saltó de la cama evitando hacer el mayor ruido posible mientras se quitaba el horrible pijama holgado regalado de su abuela y comenzaba a vestirse de manera mucho más cómoda para esa noche, las paredes eran delgadas y el oído de su padre se había agudizado durante los últimos meses debido al mal comportamiento de su querida hija. Pero Katie era más astuta y había aprendido a engañarlo rápidamente para salirse con la suya. Quince minutos bastaron para estar completamente lista con su vestido de lunares rojo y una camisa de jeans alrededor de sus hombros para darle algo de calor durante la noche. Pensó que podría realizar algún tipo de peinado a su cabello desordenado, pero prefirió por atárselo en una coleta alta con suficiente fijador para que no molestase sus ojos.

Si hacía mucho alboroto sus padres se darían cuenta que estaba tratando de escapar a altas horas de la noche.

Tomó algo de dinero y las llaves de su casa para guardárselo en los bolsillos de su camisa y abrió la ventana de su habitación con mucha paciencia, si no tenía cuidado, la madera haría un sonido horrible que podría descubrirla. No se veía nada extraño alrededor de las casas de sus vecinos que ya todos se encontraban descansando, pero si ponía un poco de atención, podía escuchar a Lance y Hunk discutir sobre alguna estupidez a unas calles más abajo.

Luego de unos segundos, Katie pudo ver ese ridículo cabello largo envuelto en brillantina barata asomarse desde los arbustos de sus vecinos. Se sentó en el marco de la ventana con una sardónica sonrisa mientras lo veía caminar hacia su casa con descaro, como si fuera el rey del mundo y todos se debían inclinar ante sus pies.

Su chaqueta de cuero brillaba en la oscuridad, posiblemente a causa de la grasa de motor que nunca se limpiaba correctamente. Y hacia que sus vestidos terminaran estropeados cuando la tomaba entre sus brazos. El pobre hombre que no tenia ningún futuro que ofrecerle, salvo una motocicleta vieja y una vida llena de peligros ante descontento de sus padres, estaba debajo de su ventana, abriendo sus brazos para que ella cayera hacía él como una tonta niña ilusa de las que posiblemente abundaban en su vida de delincuente.

Y a pesar de todo, Katie estaba más que encantada de caer ante él, esa noche y las que viniesen.

— Hey Pidge sabes si...

Las palabras de su hermano mayor quedaron en el aire cuando vio a Katie con los pies colgando sobre el marco de la ventana y su cuerpo listo para saltar, con una expresión aterrada ante la idea que quizás la hubiesen atrapado in fraganti. Matt entró rápidamente para tomar su brazo con una de sus manos, evitando que saltara.

Many ways to say I love youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora