Día XXIV: Profecía

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Universo: Fantasia medieval AU

Estado: Parte 2/3
Dibujo hecho por @ClauRiiodeLobos ♥️

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Se abrió paso entre la multitud de personas que estaban en casa de la familia Holt, ordenando los últimos detalles de la boda que se celebraría en unas horas más. La gente corría apresuradamente mientras esperaban a Matt que se había encaminado hacia lo profundo del bosque durante las primeras horas de la mañana, buscando la flor ideal para complementar su traje de matrimonio, una tradición milenaria por parte de su raza de la que Pidge le había hablado hace algunas semanas atrás.

Todos estaban ansiosos y emocionados por la nueva unión. Keith también lo estaba, su más querido amigo iba contraer matrimonio con el hombre que había amado durante casi toda su vida, pero todo lo parecía demasiado extraño e incómodo mientras buscaba un lugar adecuado para descansar apropiadamente. Los seres naturales solían ser extremadamente bulliciosos con asuntos familiares, a diferencia de los elfos oscuros, que todo se desarrollaba de la manera más reservada y discreta posible. Convivir junto a la familia Holt había sido toda una aventura para él. Pero no estaba arrepentido en lo más mínimo. Solo necesitaba un par de minutos en silencio.

Cuando salió de la casa y comenzó a caminar a través de las grandes ramas del árbol que sostenía la residencia, observó atentamente como todo se conectaba de una manera maravillosa.

Por muchos años, Keith escuchó de sus padres sobre Olkarion como un lugar mítico en donde seres naturales de diferentes razas vivían en equilibrio, unidos a la naturaleza en una ciudad de altura que era sostenida por un gran árbol de cientos de años. Keith pensaba que sus padres estaban exagerando, pero cuando llegó hace varios días atrás a la ciudad para la celebración de matrimonio entre Shiro y Matt, no podía despegar la mirada de toda la estructura. Las casas estaban unidas a las ramas de tal manera que parecía que el mismo árbol se encargaba de protegerlas, mientras todo se conectaba a través de las ramas y sistemas de poleas. El suelo se veía lejano bajo sus pies mientras caminaba para encontrar algún lugar en el cual sentarse.

Ciertamente la persona que se atreviera a visitar la ciudad de las alturas, como le decía su madre cuando le contaba sobre Olkarion, no tenía que sufrir alguna clase de vértigo.

Se alejó lo suficiente para no escuchar los gritos de la casa, y a la lejanía pudo ver un cabello que reconocería en cualquier lugar del mundo. Con un peinado ornamentado en varias flores de metal que se cruzaban sobre una trenza para dar la apariencia de una corona, y un vestido naranjo como las hojas de la ciudad cubría hasta sus pies en una elegante caída, recordándola al otoño, mientras sus alas estaban cubiertas por un material ligero. Pidge desvió la mirada para verlo acercarse a su lugar con una amplia sonrisa. Keith pensó que en cualquier momento se desvanecería del mundo terrenal.

- ¿Qué? - Preguntó Pidge una vez que vio que Keith solo estaba a su lado sin decir ni una sola palabra. - ¿Me veo muy diferente?

- Pareces una ninfa. - Dijo Keith de repente, Pidge rio fuertemente liberando un fuerte carraspeo que vino desde el fondo de su garganta. -

- Soy una ninfa, Keith. - Él bajo la vista apenado, sabía que era una ninfa, pero en ese momento aquella realidad nunca le había golpeado en la cara. - Supongo que si me veo muy distinta sin mi armadura y mi casco.

- La armadura oculta tu apariencia para defenderte, para eso está hecho Katie. - Keith tomó una de las hebras que caían sobre su rostro para llevárselo detrás de su oreja. - Te ves bien, de verdad.

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