քʟaʏ ✿ƒ ɦʊռtɛʀs {°•IDENTITY V•°}

mon amour

Oh...mon amour

Con tus finas y delgadas manos,
heladas y impecables
a la hora de matar.

Piel de porcelana,como las de aquellas muñecas de la época de 1980 en Londres,cuando su
Fabricación era delicada como tu ser.

¿seras tu una de ellas?

Tu largo y blanquecino cabello,puramente elegante,arreglado y brillante.

Con un hermoso moño amarillo condecorando toda tu elegancia y combinando con tus finos trajes de dorado y azul.

Oh,azul,mon amour,tu hermoso color de ojos azules,que solo yo conozco,y aquellos que se aventuran a través de tus hermosos recuerdos en fotografía.

¿podre ser alguna vez algo para esos fríos ojos azules,y hermosos que tienes,mon amour?

Att: The reaper

Joseph sólo pudo arrugar aquella carta entre sus manos,temblando de rabia y confusión,mientras un suave color rosa encendía sus mejillas destrozadas por la caída de su piel.

¿era aquello una broma a su persona,y a su nuevo aspecto?

Debía de serlo

¿pero porque sentía su corazón moviéndose de una manera tan colérica y retumbante?

No podía saberlo,pero le molestaba ese hecho,el de no saber.

el simple hecho de no tener control sobre si mismo y sus reacciones,era asqueante y nefasto,arruinaba su pulcritud en su máximo esplendor.

Tras arrugar aquella carta,con firma dorada y elegante,recubierta de diseños de hojas doradas como las de su vestimenta,no pudo desecharla.

Suspiro con frustración y saco de entre sus armarios una vieja cajita de madera con diseños franceses.

La limpio con delicadeza tratando de no perder más de sus pedazos de piel de entre sus manos.

Guardo dentro aquella curiosa carta que movió sus sentidos fríos y calculadores,y cerro con llave para que nadie pudiera abrir en caso de encontrarla.

Escondió la cajita en su respectivo lugar,y se acerco a su espejo mirándose así mismo.

Muy al contrario de como le describía la carta,sus ojos eran negros,su piel totalmente blanca y destrozada se caía a pedazos como vieja porcelana,dejando espacios negros.

Sus arapos,en blanco y negro,no brillaban ni resaltaban su ser como solían hacerlo.

Su cabello seguía siendo blanco,pero encenizado,opaco,y con un moño tristemente gris,que odiaba ver.

Sintió algo frío y mojado deslizarse por sus mejillas,y en cuanto cayo en cuenta de que lloraba,se limpio con un pañuelo,despacio,cuidadoso.

Volteó el espejo para dejar de ver su reflejo asqueroso,y lo cubrió con una fina sabana blanca.

lo único que le quedaba para recordar a su antiguo yo,eran sus viejas cámaras,que debía mantener vivas,limpias y funcionales,pues cuando las encendía,podía transportarse en estas y recuperar su color.

Al precio de perder el color de su alrededor,detener el tiempo,detener todo.

Como una fotografía

Tomo su fiel y filosa espada,saliendo del lugar para su siguiente casería,no podía permitirse distracciones a estas alturas.

No ahora.

No después.

Nunca.