քʟaʏ ✿ƒ ɦʊռtɛʀs {°•IDENTITY V•°}

tendre réglisse

- debes estar bromeando... - tenia que ser una broma,debía de ser lo,necesitaba que lo fuera.

Cada 5 minutos,un estornudo,temblores,fiebre,sopa todo el día,mantas,y baños fríos.

Jack odiaba estar enfermo.

Y en todo caso,¡¿porque solo el se enfermo?!

Y su habitación...su bella habitación...llena de esos simios.

Un estornudo doloroso interrumpió su pensamiento.

Y un lindo pañuelo con bordados al estilo francés se posó frente a su cara,llegando desde una tierna mano con dedos blanquecinos y delgados de porcelana,y rojizos por el frío.

¿un ángel,acaso?

- toma,usalo cuando estornudes - ¡como amaba esa dulce voz!

Tal vez no sería tan malo estar de inválido.

Quien más lo atendía era su precioso conde,le saciaba los caprichos,le ayudaba a comer porque sus dedos estaban congelados y le había quitado su garra,lo ayudaba a bañarse tan cuidadosamente como le era posible.

¿y en aquellas manos?,todo era como un tierno regalo primaveral.

Se quedaría en su mente todo el día.Si no dejaran de interrumpirlo cada que empezaba a darse su viaje transestral.

- ¿jack?,oye,reacciona - se dio cuenta que aquel lindo pañuelo seguía frente suyo - ¿no lo vas a tomar? - ese tono disgustado y triste no le pertenecía a él.

- ¿he? - sus mejillas se habian colorado como nunca,que vergüenza a de estar pasando... - ah,si,claro,gracias - tomo el pañuelo,sonriéndole a su remitente.

- de acuerdo - esa sonrisa devuelta lo aliviaba por completo.

Se quedo pasmado y su cuerpo soltó un montón de alarmas de alertas internas,para cuando volvió en si mas rápido que las otras veces.

Joseph estaba demasiado cerca de su rostro,¡demasiado cerca!

¿porque?,eso...¡¿eso porque?!

Sus sentidos de alerta se dispararon aún más cuando sintió aquella suave y fría mano en sus sienés.

- no tienes temperatura alta,es un alivio - se alejo,dándole un momento de respiro,pero dejándolo con varios problemas restantes.

Un rostro rojo,un corazón acelerado y un amigo suyo levantado como dura espada en todo su esplendor.

Gracias al santo infierno que estaba cubierto de mantas,más eso no le quitaba lo evidente.

Y su amado no paso desapercibido de ello.

Hubiera disfrutado completamente de sus reacciones,confusión,sorpresa y vergüenza,si no fuera por la vergüenza que traía ya consigo.

- eso es...uh... - se cubrió al instante de darse cuenta hacia donde miraba,haciendo que aquellos hermosos ojos azules se desvíen de su cuerpo - v-voy a salir,llama si necesitas algo - y salio,a tropezones pero salio.

Maldito cuerpo sucio...¿como se suponía que lo viera a la cara ahora?

Disfrutaría de sus lamentos,si no lo interrumpieran ¡cada 5 segundos!

Y esta vez su interrupción fue un estruendo que hubo en el pasillo,que lo hizo levantarse aun sin haber pensado en hacerlo.

Al menos podía moverse.

Salió a medias de la habitación,para encontrarse con una escena,o muy divertida,o muy agobiante.

El grupo más revoltoso de supervivientes se encontraba allí,tirados en el suelo algunos en compañía de su gatito,quien se revolcaba de dolor mientras apretaba su estómago.

Habían chocado con él.

Que estuviera adolorido,era lo que lo molestaba,y más que entre los causantes de ese dolor,estuviera Carl Aesop.

Los miró con intensidad,enojado,pensando en como desmenuzar a cada uno de manera diferente.

Estos parecieron darse cuenta,puesto que se pusieron a temblar de miedo y corrieron gritando por los pasillos como niños pequeños.

Malditos hijos de p...

Jack,jack,no era momento de matar.

Ni de insultar.

Dirigió su vista nuevamente al conde,y se decidió a salir del cuarto.

Ya la conmoción le había calmado las ansias de cometer pecados en la misma cama que el fotógrafo.

- ¿estas bien mon amour? - le ofreció su mano buena,o la única que tenia,realmente.

Su conde le miró,con algunas lágrimas de dolor asomandose en sus ojos,cosa que le rompía el corazón que creía no tener.

Lo ayudo a levantarse sin esperar mucho a que este se repusiera de la caída.

Lo guió devuelta a la habitación mientras sobaba su espalda con cariño y paciencia,ese golpe de antes no era cosa de estar jugando.

Se sentaron a orillas de la cama,y el le observó durante un momento.

Su conde se habia limpiado los ojos cuando se calmo,y se encogía encorvado por el dolor que provenia de su golpeado estomago.

Su ensoñación fue rota una vez más.

- lo siento - esas palabras lo descolocaron completamente de sus sentidos - se suponía que debo cuidar tu descanso y...y pasa esto - tan adorable.

Se lo comería entero justo allí.

No fue mucho tiempo para que lo rodeara con su brazo de la cintura,y lo acercara a él,asiendo que mirara su rostro.

- esta bien,no te preocupes por cosas como estas mon amour - esos ojitos...esa carita...

No seria extraño si su amigo de ahí abajo volvía a despertar.

Tan tierno que empalagaba su paladar.

¡exquisito!

Se asombro a sí mismo cuando cayó en cuenta de algo que había hecho fuera de sus sentidos.

Había tumbado a joseph en la cama,y se había posado sobre este como una vil víbora a punto de despedazar a un lindo conejo.

En este caso,el conejo temblaba enrojecido bajo él,con los ojos cerrados con fuerza.

Se iba a mover de allí,pero su rodilla rozando zonas indebidas le trajo un gran placer auditivo.

Joseph había soltado un gemido.

Un gemido dedicado a él.

Su pequeño y delgado cuerpo se sacudió,mientras aquellas manos enguantadas cubrían su boca con pena y nervios.

Sus piernas luchaban por cerrarse y quitar la de él,acto que era impedido en todo el sentido de la regla.

Aquella pieza dura que roso su cuerpo solo le hacia encenderse más.

Listo,adiós uso de razón,fue un placer conocerte.