Caught♡

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No era nada fácil tener una relación "a escondidas".

No, claro que no lo era.

Y si le preguntabas al Shaolin de sombrero, iba a decir que era el mismísimo Infierno –a pesar de que ya vivía en el– en especial cuando se trataba de una demostración de afecto como lo era un beso o su intimidad.

Era un problema el encontrar un lugar para verse y poder ser todo lo indecentes que quisieran.

En especial por que ambos eran hombres, –después del rechazo de la princesa edeniana alguien tuvo que consolar al Campeón de los Dioses Antiguos– y era un poco obvio que el pensamiento de los demás influía en ellos –principalmente por su ego– pero sí, debía aceptar que se había enamorado de un hombre después de todo.

¿En serio Kung Lao?

¿En serio de todos los hombres que había en el Netherrealm tenías que enamorarte de Liu Kang?

Al principio intento no ser muy obvio con sus sentimientos –aunque a decir verdad no era nada que esconder, todos lo sabían incluso el Shaolin de puños ardientes– pero por mucho que lo quisieran ocultar eran demasiado evidente que los dos se atraían, todos lo sabían pero nadie decía nada.

Puede que fuesen retornados, pero aún tenían ese sentido de amistad.

Era cuestión de tiempo para que todo ese "teatro barato" se le cayera encima. Y es que no tenía nada de malo, puede que Liu Kang fuera la mano derecha de Quan Chi y él uno de los guerreros más osados de un ejército Oni.

Ni el hechicero, ni Kitana, ni nadie iban a interponerse en esa relación, esencialmente por qué no les importaba un carajo si les gustaban los penes. Eso ya era problema suyo, mientras esa relación no impidiera la "resurrección" de Shinnok, Kung Lao y Liu Kang podrían chuparle el pene a quienes ellos quisieron.

Para ser sinceros, a la mayoría de los retornados ni les interesaba y los pocos que estaban en contra jamás harían frente ante las habilidades y poderes de esos dos.

–¿Nadie te vio salir? –preguntó mirando a todos lados, sus sentidos estaban en alerta.

El Shaolin de fuego negó categórico, era muy astuto –o al menos eso creía él– para ser discreto con esa relación.

Estaban en la fortaleza de Quan Chi; el lugar perfecto para una pasional velada sin que nadie los interrumpiera.

Nadie se aparecería por ahí, el brujo estaba muy ocupado jugando en la Guarida de Goro y la Isla de Shang Tsung.

Al comprobar que nadie los viese, tuvieron su tiempo para abrazarse y hablar de temas más románticos.

–Ya extrañaba esto –admitió el Campeón.

Lao por su parte sonrió con satisfacción, llevaban casi un mes sin poder tocarse, sin sentir los labios del otro e incluso escuchar su voz diciendo estupideces melosas.

Habían estado ocupados moviendo tropas y ayudando al nigromante que no tenían tiempo para ellos realmente.

Liu Kang puso una mano en su cintura y con su diestra acaricio la mejilla de su contrario, sonriéndole con total seguridad para después inclinarse a besar superficialmente esos labios rotos.

Era una pequeña prueba de su cariño.

Liu era bastante rígido, nunca antes había estado enamorado y para él las relaciones estaban prohibidas –como a cualquier otro Shaolin– sin embargo, Kung Lao sabía que su pareja se esforzaba en demostrar lo mucho que lo amaba.

–Yo lo extrañe más –aseguró el de sombrero, mirando a los ojos a su mejor amigo.

Dejo su cabeza descansar en el hombro del su contrario, dejando que este le acariciara la espalda, aquellos toques lo calmaban el dolor y la ira que sentía por dentro.

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