No hay camino a casa.

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Este no es un tipo Shipp, ni one shot, ni nada. Es más bien como un tipo de rol/carta dedicado a una amiga muy importante que se que lee está historia, estuvimos en un grupo de rol el cual arruine y no se, en susodicho ella adoptó a mí Reptile como en una clase de universo alternativo y pues nos gustó, el Johnny Cage que venía con ella me dió casita y todo muy bonito, pero nada es para siempre, primero paso con un grupito exclusivo de nosotros y luego le arruine otro grupo por qué no supe quedarme callado, y ya se que no les importa, y lo siento por agobiarlos, pero esta vez, hago esto por ella y no por visitas o votos.

Perdón por tanto.

El Raptor se sentía solo. Quería a su padre postizo y a la humana que llamaba hermana. 

 Pero no había señal de ninguno de ellos y estaba seguro que no querían verlo ni siquiera en foto, por lo que deambuló por la gran casa, dejando abandonado el bote de gusanos que siempre sostenía. No quería comer, no quería beber, solo pensar.A paso lento se dirigió a la habitación de la rubia, acariciando el marco de la puerta con sus garras mientras suspiraba pesadamente. 

Se sentía tan inútil sin esas dos personas que le habían extendido su mano, tan estúpido sabiendo el pésimo trato que le dió muchas veces, tan vulnerable ante la soledad... No quería sentirse así... Quería a mamá, quería a papá, quería a Cassie. El cuarto estaba tan solo, polvoriento y desaliñado. Intento prender la luz pero el foco iluminó como lo hacía normalmente por solo unos segundos hasta bajar su potencia a una apenas notable, parpadeando incluso.Camino por el cuarto arrastrando sus garras, sintiendo el peso de sus acciones sobre sus hombros mientras empezaba a tener muchos recuerdos de la rubia sonriéndole. Se dejó caer de rodillas cuando encontró bajo unas sábanas sucias aquel dron que ella llevaba consigo, ahora desactivado, oxidado y polvoriento.Lo sujeto entre sus manos para verlo un poco, dejando un beso pequeño contra su cámara, volviendo a levantarse aún sin soltarlo para dirigirse al cuarto de sus nuevos padres. 

 Sus garras chocaban contra el piso a cada paso que daba, rasgado la alfombra bajo sus pies, haciendo un eco constante en la abandonada mansión.La puerta estaba cerrada. Giro lentamente el picaporte oxidado de la puerta para quedarse en el umbral unos segundos, viendo cómo pequeños rayos de sol apenas entraban por la ventana tapada con unas persianas gruesas.Resopló con tristeza cuando empujó más la puerta, provocando un chirrido de esta conforme se iba abriendo.Dejo el dron sobre la cama con sumo cuidado para explorar la abandonada habitación, levantando más polvo a cada paso que daba.Deteniéndose cuando vio aquella chaqueta azul rey que el actor solía usar con frecuencia, tirada en el suelo, llena de polvo y desgastada, ya sin ese brillo que la caracterizaba. 

...Realmente extrañaba al actor, levantó la mirada sin soltar la chaqueta de sus zarpas para enfocarse en aquellos lentes de sol dejados sobre el cajón al lado de la cama, del mismo lado que dormía antes el actor, dejados ahí como si estuviesen esperando a la mañana para ser usados.No podía... Comenzó a temblar mientras por su mente pasaba el recuerdo de como el hombre lo acogió como suyo, el como le daba insultos o burlas incluso divertidas para el, como forma de decirle un "te quiero". 

Realmente quería que estuviese ahí para decirle una frase que le haga reír, esas bromas que odiaba... Algo para sentirse acogido nuevamente. Lo necesitaba. Sus ojos se cristalizaron mientras se ponía lentamente la chamarra del actor como un intento estúpido de sentirse abrazado una última vez. Se subió a la cama desgastada y polvorienta, ignorando que tuviese algún insecto o esa inmensa cantidad de mugre que se generó por si sola. Arrastrándose en esta para poder acoger nuevamente el dron en sus brazos el cual abrazo con fuerza contra su pecho... 

Podría haberse vuelto loco, pero juraba que aún sentía el olor a fresa de la joven.Subió un poco la mirada para ver el cajón al otro lado de la cama, el cual tenía la gorra que la general Blade solía usar en su trabajo, el cual solo atrajo hacia con su mano estirada, apretando su agarre con esta, recordaba que fue una mujer fría, pero tenía su encanto, y llego a verla actuar como una madre en muchas ocasiones, tanto con su hija, como con el mismo. 

 —Descansa, papá... Descansa mamá...– sentía un nudo en su garganta, a la par que su cuerpo comenzaba a temblar, apretando sus labios al igual que sus ojos. —D-Des...– no podía más, quebró en llanto, abrazando nuevamente aquellos objetos con fuerza mientras comenzaba a hacerse pequeño en su lugar, en medio de la cama, como si estuviese entre su familia una vez. —Lo siento mucho Cassandra... Perdóname por todo... No soy fuerte como tu, solo soy una sanguijuela que se aprovecho de la situación nuevamente... Te amo mucho, niña– sollozo apenas entendible, cediendo ante sus emociones, dejando que las lágrimas saladas corrieran por sus mejillas, mientras sus gemidos y lloriqueos se hacían constantes y más fuertes.Ese era su destino. Soledad. Y por más que quiso evitarlo, sabía que los daño, que confiaron en el y él los dejo... Los amaba y los necesitaba. Pero no estaba seguro si siquiera querían verlo en foto.

Ni siquiera el quería verse a sabiendas de todo lo que hizo.

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