Wet dreams♡

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El Netherrealm está lleno de personajes inéditos y seres despreciables que están destinados a sufrir y hacer sufrir a otros presos de la prisión que les ha conllevado el mal uso de su vida en el mundo terrenal.

Demonios y fantasmas de vidas pasadas habitan tranquilamente por esa tierra llena de dolor y desconsuelo. O eso era lo que pensaba el esbirro de las Sombras.

Cuando se unió a esa Hermandad creyó que nadie comprendería sus deseos de venganza, el remordimiento de enfrentar a su hermano, su sed de muerte entre otras cosas más que hacían que su espíritu se transformara cada vez más en un Oni, pero...

Justo cuando se iba a dar por vencido dos soles aparecieron ahí, en el Netherrealm donde la luz no era más que obra del incesante fuego de ese Infierno; dos luces brindaron estabilidad a la quebradiza alma de Noob Saibot. Ambas luces eran miembros de la Hermandad de las Sombras, eran asesinos predilectos, pero ellos carecían de motivos de venganza y odio.

Y eso era lo que le había brindado al ex-Sub Zero un cierto calor familiar, le hacía recordar cosas más vívidas, pensamientos menos... ¿homicidas? ¿tortuosos? ¿sádicos? Ni él mismo sabia, pero, lo que si estaba seguro era que esos asesinos le habían movido el mundo de la forma más extraña en la que podías tener a un esbirro de Sombra, si, ellos habían enamorado a Bi-Han.

Y nadie sabía cómo o por qué.

El único que tenía esos conocimientos era el mismo Noob Saibot y estaba más que claro que nunca los compartiría con nadie, hasta ahora.

Scorpion –el demonio de fuego era uno de los pocos en quienes podía confiar al menos unas palabras.

El mencionado detuvo su entrenamiento, girándose a ver al maestro de las Sombras.

–¿Qué es lo que quiere Quan Chi esta vez? –bramó con esa voz espectral y llena de ira, cada segundo que pasaba sentía como el rencor crecía dentro suyo.

–No es Quan Chi, ni ninguna orden que deba darte –dijo serio mientras se acercaba al Ninja de fuego.

–¿Entonces por qué me interrumpes? ¿Qué es lo que viniste a comunicarme?

El de ropajes oscuros se plantó frente a Scorpion, mirándolo con sus ojos cándidos.

Se quedaron mirándose por un buen rato, las palabras se le habían atorado en la garganta, quizás ir y preguntarle al Shirai Ryu sobre eso era la idea más estúpida que jamás pudo tener.

–¿Y bien? –casperreo el de fuego.

–Necesito tu ayuda.

Eso confundió a Scorpion, como es que su asesino llegaba a pedirle ayuda.

–Ayuda ¿de qué? –aun lo miraba extrañado, no tenía ni la menor idea de que era lo que pasaba por la mente del esbirro de Sombras.

–Conoces a Alve y Nika ¿cierto?

Era una pregunta estúpida.

¡Ellos estaba en la misma maldita Hermandad!

–La kunoichi y el segador –respondió Scorpion un poco extrañado–. ¿Qué tienen ellos dos que ver con...?

–¿Cómo cortejaste a tu esposa? –cuestionó rápidamente, no debía dejar que el Ninja de fuego se concentrara en otra cosa.

La pregunta lo tomó por sorpresa, no sé había esperado eso.

–¿Cómo lo hice? –por primera vez escuchaba la risa de aquel demonio, una risa sincera y llena de vida–. Fue en mis años de juventud, cada día la visitaba en el Dojo le daba regalos como lo eran algunas de las armas que usamos y flores... ella adoraba las flores, como todo enamorado yo le susurraba cosas cursis y románticas. Le hacía promesas de amor, solía dedicarles haikus que mi Maestro me enseñaba.

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