Snowflake♡

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Abrazaba su estómago hinchado, gimiendo por los dolores mientras tomaba una posición fetal en su futón.

Su cabeza daba vueltas y vueltas, haciéndose una sola pregunta.

¡¿Por qué?!

No lo sabía, no sabía que era decisión le atraería aquella consecuencia. Ni él, ni el hombre que lo había tomado como suyo.

Se sentía estúpido, desde pequeño lo habían aleccionado con aquella regla: un Ninja no debe tener relaciones sexuales.

Se lo tenían más que prohibido a Bi-Han y a él.

Creyó que sin el Gran Maestro podría lo que quisiese en el Clan; y así fueron los primeros meses. Había tomado control total de los Lin Kuei, siendo un joven adulto creyó que no estaba mal beber con los estudiantes, pensó en lo divertido y el éxtasis que provocaba estar con algún acolito.

Claro que lo fue, se divirtió como nunca lo había hecho.

Pero el precio a pagar por horas de diversión fue alto; desde su virginidad hasta la dignidad, su risa nunca había sido escuchada hasta ese tiempo, hasta que el alcohol corrió por su cuerpo como si fuese sangre. Hasta que sintió como el semen de un hombre lo llenaba no solamente una vez, si no varias.

Kuai Liang había sido el Cryomancer más humano de todos, se dejó seducir por el deseo, por el alcohol y por la banalidad humana.

Y su consecuencia fue ser portador de una vida.

Todos los Cryomancer poseían ese extraño don otorgado por los dioses antiguos; podían embarazar o ser preñados.

Maldecía a su Padre por darle esa herencia genética, ahora por su descontrol debía pagar las consecuencias.

–Tranquilo... tranquilo... –se acariciaba el estómago notablemente crecido, el ser que se desarrollaba dentro suyo tendría al menos 4 meses.

En un principio deseo no tenerlo, no estaba preparado ni física ni psicológicamente.

A quien le diría lo que le pasaba, ¿a Bi-Han? ¿A Smoke?

Ah, es cierto.

¡Ellos estaban muertos y habían sido corrompidos por Quan Chi!

No tenía a nadie, estaba solo en ese horrible problema.

Estaba jodido.

Muy jodido.

Acaricio una vez más su vientre, debía aceptar su realidad... estaba embarazado y tendría un bebé de alguien que se había distanciado.

Una lagrima se le congelo en la mejilla, no valía la pena llorar.

En silencio se prometió ser un buen Padre para aquel ser que se formaba en sus entrañas.



• ● •



Una noche escucho los gritos agónicos de los miembros del Clan, salió de sus aposentos, no le dio tiempo a ponerse la armadura pues los gritos desgarradores le rompían los oídos.

Apenas se acomodó con decencia su qipao, sostuvo con una mano el largo de la prenda, con su creciente vientre no podía ver muy bien los escalones.

Llego casi corriendo, en medio de los jardines se encontraba un ser oscuro, de ojos ámbar y partes del cuerpo enraizadas en dorado.

Estaba destruyendo el lugar.

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