A las ocho de la noche un Arnold bien peinado con sus pantalones de mezclilla negros y su camisa a rayas verde estaba en la puerta de la rubia con una maceta con un cactus en una mano y con la mano izquierda a punto de tocar.
-Llegaste.-ella abrió casi de inmediato, sorprendiendo al rubio y lo llevo dentro arrastrandolo de esa mano que no pudo tocar la madera.
-Hola, Helga.-dijo ya parado a la entrada de la pequeña sala de Helga. Observo todo y se dio cuenta de que pasaba, sonrió complice. -Es nuestra segunda cita.-
-Te dije lo que comeríamos en la segunda ¿no?-dijo ella sonriendo como niña pequeña.
La sala tenía en medio una manta roja con una pequeña mesa de madera al estilo japones, en la mesa una pequeña lampara en forma de vela y un jarrón con una rosa roja. Dos platos, dos vasos y una bolsa con hot-dogs.
-Debo decir que estoy sorprendido.-dijo arqueando las cejas.
-Sientate, Arnoldo, ire por el refresco. ¿Puedo?-preguntó viendo el cactus.
-Oh, si, espero te guste, es facil de cuidar y...-
-Me gusta, lo pondré a lado de la flor de Sheena.-sonrió.
Él asintió y se sentó alegre, esperando paciente. La rubia se notaba diferente y aunque eso lo alegraba también le parecía muy extraño.
-Compre refresco de cola pero si no te gusta tengo de manzana.-gritó desde la cocina.
-El de cola esta bien.-respondió.
-Perfecto, espero no te decepciones de que la cena...-llego dando trompicones y Arnold sonrió.
-¿Estas bien? No tengo ningún problema con que la cena sea aquí. Me encanta.-
Ella se sentó con un movimiento delicado y rápido. Lucía unos pantalones de tela amarillos anchos y una blusa de lo mas normal de color blanco. Su cabello estaba peinado en una coleta alta, sus labios brillaban y sus ojos tenían una delicada línea negra por debajo de las pestañas inferiores. Todo eso pudo notar Arnold que la observo como por veinte segundos sin decir nada.
-¿Sucede algo?-preguntó dudosa.
-Estas preciosa.-
-Eso es algo demasiado obvio.-rió. -Ya en serio ¿Todo esta bien?-
Buscaba aprobación y Arnold no sabía como responderle. Así que pensó un poco antes de hablar.
-Estoy con el amor de mi vida en su sala después de un largo día y voy a comer hot-dogs. ¿Como podría algo estar mal?-
Ella sonrió ante la respuesta.
-Me alegra escuchar eso.-
-No quiero arruinar el momento y tu esfuerzo pero... ¿puedo preguntar por qué?-
Helga hizo una mueca.
-Mejor disfruta la cena.-
-No discutiré eso.-dijo y le dio un mordisco a su hot-dog.
-¿Como te ha ido?-
-Algo cansado, mucho trabajo y luego hoy tuve que hacer unos pagos y unos tramites, eso de mudarte de país es un asco.-dijo haciendo una mueca.
Helga se le quedo viendo un momento, sin ninguna muestra de enojo pero Arnold de todas formas reaccionó, se dio cuenta de lo mal que había sonado.
-Pero todo vale la pena...-comentó con la boca llena.
-Si tu lo dices. Come, tranquilo. No estoy de animo para pelear.-
-¿Te sientes bien? Me preocupas cuando estas tan tranquila, por alguna razón.-sonrió de medio lado.
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Regresando a Inglaterra.
Hayran KurguHelga regresa a Inglaterra dispuesta a retomar su vida desde donde la dejo pero no cuenta con cierto rubio que no la dejara escapar otra vez. "-¿Qué haces aqui?- -Vine a convencer a mi futura esposa de que me ama.-" ¿Podrá dar una nueva oportunidad...