Pesadilla personal.

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Helga quería desmayarse. No, no tenía ganas de hacerlo pero quería porque eso sería mas facil que afrontar su alucinación, su pesadilla, su..., a  Arnold.

Y se tiene que ver guapisimo en traje. Pensó ella fastidiada.

Joder, amo ese vestido. Pensó él perversamente.

-Ar, Arnold.-

-Helga, hola.-la sonrisa no se va y eso altera a la rubia.

-¿Qué estas haciendo aquí?-dijo todavía tratando de recomponerse.

-Vine a convencer a mi futura esposa de que me ama, algo dificil pero sabes que amo los retos.-se encogió de hombros sin dejar de sonreir.

-No digas idioteces.-y ahora si que se recompuso.

-No lo hago. Te ves preciosa.-dijo viendola de arriba a bajo.

-Lo sé, tengo espejo.-dijo a la defensiva.

-Siempre tan...-

-Helga te buscan.-interrumpió Elizabeth abriendo la puerta corrediza. 

-Voy, Eli.-dijo enojada.

Elizabeth cerro la puerta extrañada de ver al rubio ahi.

-Helga yo...-empezó él acercandose un poco mas.

-¡No!- lo paró con la mano. -No hagas esto, no hoy. Supongo que tu eres el rubio que acompaña a Julieta, no preguntaré como se conocen.-

-Helga...-

-Dejame terminar, debo irme pronto. Arnold, no hagas esto. No te quiero para nada romantico, entiendelo. Regresa a Hillwood porque aqui no conseguiras nada.-

-Yo no regresaré sin ti pero te conozco y estoy seguro que no queras regresar a Hillwood. Me quedare contigo, eso es obvio.-

-Dices locuras. Regresa con tu pareja, Arnold.-dijo suspirando y paso a su lado. Él sujeto su brazo y la acero a él.

-Helga.-susurro y beso el borde de sus labios. 

Ella obviamente se alejo con rapidez y le dio una cachetada.

-No, Arnold, no. Alejate de mi.-dijo frunciendo el ceño.

-Jamas.-

-¡Eres un terco! ¡Solo haras que te odie!-gritó.

-¡Helga! - Elizabeth asomaba la cabeza preocupada.

-¡Voy!-gritó asustando a su asistente.

-No voy a dejarte.-le dice Arnold soltandola.

-¡Eres un idiota!-gritó y entro de nuevo.

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-¿Y? ¿Cuando es la boda?-dijo con una gran sonrisa Julieta.

-El mismo día que regreses con Álvaro.-dijo suspirando pero se recompuso.

-Muy gracioso, a mi no me interesa....-dijo seria, él la rodeo con su brazo por el cuello.

-Esta viendo.-le susurro y ella se tensó. 

Él la soltó riendo.

-Eso es divertido.-

-¡Idiota!-susurro haciendose la enojada y luego sonrió. -Vamos, tu chica hablará.-

-Mi chica es una terca y como la amo.-dijo acercandose a el lugar.

-Buenas noches, socios. Espero disfruten la recepción porque solo es una vez al año. En primer lugar quiero agradecer al gran Cedric Averes por ejercer una carrera como es Derecho y por tener la confianza de juntarse con el señor Lirso para crear un pequeño despacho en un departamento con miles de goteras. También agradecer a Álvaro Rocha por tomar el puesto de jefe cuando el hijo del dueño se nego y a Adrien Lirso que acepto el puesto sin rechistar cuando le enseñaron la paga.- algunos rieron. -Pero como sea, quisiera compartirles una gran noticia que me hizo recordar el porque soy abogada. Mis compañeros y yo nos metimos en el mundo de la abogacía por, creo yo, el mismo objetivo. La justicia. Pero con el tiempo olvidamos nuestro deber en la sociedad. Hace diez años una persona asesino a sangre fría a mi hermana en mi ciudad natal, ese hombre tardo diez años en ser encontrado pero hace menos de un mes pude ver el juicio y escuchar el culpable. Justicia, señores y señoras, es algo que a veces creemos que ya no existe. La justicia llega y aunque la fe se pierda a momentos... La justicia siempre aparece y trabajar en un Bufete como Bridge Golden me hizo darme cuenta que existen todavía, que existimos abogados buenos que queremos simplemente eso, la justicia. Para no aburrirlos mas, les presento a mis jefes y a sus socios. Los abogados: Álvaro Rocha y Adrien Lirso.-

Regresando a Inglaterra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora