Alucinación.

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Al despertar el día siguiente rodeada de los brazos de su caballero de brillante armadura fue maravilloso para la rubia hasta que recordó que día era. Se levantó apurada y se dirigió al baño tratando de no hacer mucho ruido.

-Helga.-la llamó Arnold y ella abrió la puerta del baño.

-Duerme, Shortman, necesito un baño.-le dijo y él le hizo poco caso. Se levantó dispuesto a preparar el desayuno.

Helga se había duchado por última vez el domingo en la mañana y se sentía del asco. Vomitó un poco de nada antes de lograr sentirse como el robot que era.

Salió del baño y el gruñido le aviso que lo mejor era ir por el desayuno, así que todavía en bata fue. Arnold le había preparado un desayuno en grande.

-Mi reina necesita alimentarse.-dijo mientras le asentaba los panqueques y el tocino y seguía preparando más comida.

-Me vas a engordar si me consientes así.-dijo llevándose un gran bocado a la boca.

-Prefiero llevarte rodando que medio desnutrida por ahí.-señaló con espátula en mano.

Ella trago.

-Perdoname, ayer te prometí.-empezó ella avergonzada pero el hizo un ruidito.

-Nada de eso. No importa, ya tendremos tiempo para hablar. Pero Helga, es inaceptable la cafeína que consumiste ayer y el poco alimento que comiste. No habías dormido en horas, te pudo haber dado un colapso en pleno juicio.-

-No tuve un juicio como tal...-trato de explicar.

-No quiero clases de derecho. Necesitas unas vacaciones.-

-¿Mas? Tuve unas en diciembre.-le recordó bebiendo de su jugo.

-Dos semanas y estuviste haciendo otras cosas.-

-Y el mes en Hillwood.-comentó.

-No fue un viaje de placer exactamente.-

-Y...-

-Y no vayas a mencionar esos tres meses. Dios, Elizabeth me contó todo. Si no hubiese sido por esos tres meses el estrés te hubiese matado y lo peor es que no fueron tres meses de diversión, tuviste que enfrentarte con un idiota y.. .-hizo una cara de horrorizado.

-No es para tanto.-dijo con la boca llena.

-Si lo es, mi penitencia, claro que lo es. ¿Qué haría sin ti?-la vio dulcemente.

-Seguir viviendo por supuesto.-

-Pero sería una vida tan aburrida.-señaló mientras se sentaba y la veía devorar su comida.

-Esas vacaciones de las que hablas espero tomarlas en tres meses mas.-dijo sonriendo.

-¿Por...?-

-Carol por supuesto. Debo estar ahí cuando mi sobrino llegue a este mundo.-

-Eso es perfecto pero necesitas estar bien para ese momento, Hel y no te estas cuidando.-

-Un día de locura no es señal de nada, Arnoldo.-

-La semana pasada tampoco fue tan tranquila que digamos. -

Ella recordó que tuvo algo de trabajo extra pero antes de poder replicar, él se acercó y le dio un beso en la frente asintiendo.

-Ya me conoces, soy un histérico de lo peor así que prométeme que te cuidaras.-

-Lo prometo, papá.-dijo volteando los ojos cómica mientras eructaba. –Dios, creo que te voy a proponer matrimonio, Arnold.-

Regresando a Inglaterra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora