Felicidad absoluta.

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Helga vivió su vida como siempre al regreso a Inglaterra.

No, eso es mentira.

En realidad lo que ella vivió fue diferente. Al llegar a Inglaterra lo primero que cambio fue los domingos en casa de tía Shirlley. La gran noticia de que Norris los acompañara era todo un acontecimiento. Norris era el hombre mas feliz y cuando le contó a Helga como María había decidido que él era el amor de su vida no podía dejar de gritar de emoción.

Otro acontecimiento era la Helga enamorada. Hablaba todas las mañanas con él. Todas las mañanas sin falta. En ocasiones hacía videollamadas con Arnold donde él le contaba el progreso de su abuelo y del embarazo de Carol. Él siempre le hablaba con una gran felicidad pero Helga a pesar de su aparente felicidad, bueno, estaba triste. 

Paso una semana de su regreso a Inglaterra cuando la tradición de los regalos diarios empezó de nuevo.

La carta decía.

Para la futura señora Shortman.

Jamás dejaré de conquistarte...

De: el hombre mas afortunado del mundo.

Lo extrañaba pero sabía que debía esperar. El regalo era una gorra azul. El desgraciado le había mandado su gorra azul, esa que tanto atesoraba. En realidad no podía no amarlo, era todo un cursi pero era su verdadero amor y eso era un hecho.

Un buen día hablando con su tía ella le dijo:

-El amor soporta todo ¿sabes? Creo que la Biblia lo dice pero la gente lo malinterpreta. Soporta distancias, soporta las tristezas y las peleas pero no soporta lo que no es amor. Tu, tu soportas la lejanía y eso es amor. Y me alegra tanto verte enamorada, hija.-

Helga continuó con su vida. Algo triste por no tener a Arnold con ella cuando por fin se había dado cuenta del amor que le tenía pero contenta de saber que alguien la amaba y anhelaba regresar a su lado. Al mes y medio las investigaciones de sus casos, para su sorpresa, se cerraron. Ya nadie tenía quejas de lo grandiosa que era Helga G. Pataki.

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Arnold vivió en Hillwood y todo era aparente tranquilidad... pero no.

Su abuelo no podía caminar bien y el amor de su vida estaba en otro continente.

Pero a pesar de todo, a pesar de la distancia. Se las arreglo para poder enviarle regalos por medio de Julieta.

Empezó a buscar trabajo en Inglaterra. Algo difícil a distancia pero le aseguró a todos sus entrevistadores que estaría el primero de enero sin ninguna duda en el trabajo, si se lo daban... Oxford no lo volvió a aceptar a pesar de ser quien era pero Cambridge estuvo dispuesta a darle una oportunidad si se presentaba dos semanas antes del primero de enero para el trabajo.

-Dos semanas...-pensaba con una sonrisa -Tal vez, sea tiempo de darle una sorpresa a la mujer de mi vida...-

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Era veintitrés de Diciembre y cuando Helga salió ese día del trabajo, se amarro bien el abrigo. Inglaterra era un congelador en esta época pero eso no le importaba.

Helga tenía un gusto secreto por la Navidad y era grande. Amaba las luces, los juguetes,los villancicos y los muerdagos. Ah, el aroma a Navidad se olía en todas partes. Al día siguiente sería el tan amado día entre los ingleses y ella estaba emocionada ya que la cena en casa de tía Shirlley sería algo especial ese año empezando por los invitados: Harper y Cedric, como siempre no podían faltar. Harper había dicho que llevaría el postre y eso significaba delicias de la mejor repostera de Europa. María y Norris que iban en calidad de novios dijeron que ayudarían en todo lo posible; Cedric invitó a su hermana Julieta y a su sobrina Divinidad que aceptaron con gusto y dijeron que colaborarían con salsas y bebidas; Elizabeth que era una fiel invitada todos los años como Carol no podía asistir ya que iría a casa de la familia de Ernest; Barnaby algo enojado acepto ser un ayudante mas a la hora de hacer la comida junto a tía Shirlley, Elenek y por supuesto, ella.

Regresando a Inglaterra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora