Capítulo cuarenta y siete

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Salimos del auto y fuimos a pedir nuestros cafés. Después nos sentamos en una mesa. 

-Bueno… ¿Me vas a contar? – Hablo Ryan mientras tomaba un sorbo de su frapuccino. Ya estaba preparada…

-Lo que paso fue que… - Hice una pausa. –Vi a Justin besándose con April, y el día anterior me había dicho que “Quería ser algo mucho más que amigos”. Y yo le dije que lo iba a pensar. Esa noche estuve todo el tiempo pensando en él y me di cuenta que en serio me gustaba.... ¿Sabes? Por primera vez sentí que me había enamorado de alguien. Pero el idiota me ilusiono. Ahora no puedo sacarme esa maldita imagen en mi cabeza… de ellos dos besándose. No lo supero. – Agache la cabeza con desilusión. Me prometí a mí misma que no iba a llorar esta vez, y eso es lo que voy a ser. Sentí un brazo acariciarme. 

-Cuanto lo siento Tori, en serio. Si tuviera la oportunidad de ir a pegarle a Justin en este mismo momento, juro que lo haría. – Hice una débil sonrisa. – Pero tengo una pregunta, cuando Justin supo que tú ya sabias sobre el beso, ¿Qué te dijo? – Rodee los ojos. 

-Lo que los hombres siempre dicen “Déjame explicártelo” o “No es lo que tú piensas”. Siempre lo mismo. – Apoye mi mentón en mi brazo. 

-¿Y qué fue lo que te dijo? 

-No deje que me explicara nada. Con lo que vi ya es suficiente. – Tome un sorbo de mi café. 

-Pero ¿Qué pasa si todo fue un malentendido, y fue April quien beso a Justin? 

-¡No lose! Ya me da igual quien haya sido. – “Malentendido” ¡Si, claro! 

-¿No quieres que hable con Justin? – Pregunto indeciso. 

-¡Ryan! ¿Qué es lo que te dije? No quiero que te metas. – Hable seria con tono amenazante. 

-Ya se, ya se. Pero duele que mis dos mejores amigos se odien entre si otra vez. – Tenía razón, estábamos volviendo al pasado, cuando Justin y yo en verdad nos odiábamos hasta la muerte. ¿Todo volverá a ser así? No lo sabía. 

-Lo siento Ryan. – Él se encogió de hombros. 

– En fin, voy a tener que aguantarlos de nuevo con sus estúpidas peleas. – Dijo con humor. 

Me acorde cuando Justin había manchado mi moto con pinturas y yo le había rayado el auto…

-¡Hola! Por fin los encuentro chicos. – Hablo alguien detrás de mí. Me voltee y era Chaz. Después puso una silla al lado nuestro. 

-¡Hola Chaz! Hace tiempo que no te veía. ¿Cómo estás? – Le pregunte como si no hubiera pasado nada.

-Pues bien todo normal. ¿De que hablaban chicos? – Mis ojos se dirigieron a los de Ryan, le lancé una mirada de advertencia. 

-P-pues… ¡Nada en especial! ¿Cierto Tori? – Dijo Ryan nervioso rascándose la nuca, yo le seguí la corriente.

-¡Sí! Nada interesante, y… ¿Qué has hecho hoy Chaz? – Le pregunte cambiando de tema. 

-Recién fui a visitar a Justin y jugamos Xbox one. Además de eso, no he hecho nada. – Hablo con tono aburrido. 

-¡Ah! ¿En serio? ¡Qué bien! Oye y… cuando fuiste a visitar a Justin, ¿No lo notaste medio diferente? No lo sé… triste o apenado… ¡AUCH! – Grito de dolor. Le había pegado en el pie. ¿Qué diablos intentaba hacer Ryan? 

Chaz parecía confundido y nos miraba a ambos desconcentrado. 

-Emm pues ¿No? estaba normal… oigan ¿Les pasa algo a ustedes dos? – Nosotros inmediatamente negamos con la cabeza. 

-¿Qué? ¡No, claro que no! Estamos perfectamente bien. – Saque una sonrisa. - ¿Lo cierto Ryan? – 

-Sí, si… Todo bien. – Dijo haciéndose el tonto mientras que por dentro se moría de dolor. Creo que le había pegado muy fuerte en el pie. 

Seguimos hablando de otras cosas y de vez en cuando le lanzaba miradas a Ryan para que no tocara el tema sobre “Justin”. 

Cuando me fue a dejar a mi casa, le advertí que nunca más habláramos del tema, después me despedí de él y me fui a mi hogar.

-¡Ya llegue! – Grite dejando las llaves en el mesón. Habían algunas luces prendidas pero la casa estaba completamente silenciosa. Fui a la cocina, al comedor, al segundo piso y no halle a nadie. 

¿Dónde estaban todos? 

Esto empezaba a ponerse un poco raro, así que marque el número de mi Papa.

-¿Hola? 

-¡Hola hija! Vamos camino a la casa, no te preocupes. 

-Pero ¿Dónde han estado? – Se escuchaban personas atrás hablando por el teléfono. 

-Kiara y yo llevamos a Dylan al hospital. Cuando llegue a la casa estaba medio mareado y se desmayó subiendo las escaleras. En fin, se pegó detrás de la nuca muy fuerte.- 

-¿Qué? ¿Es enserio? – Dije aterrada mientras tapaba mi boca con la mano. – Y… ¿Cómo está ahora? 

-Está bien, solo fue un golpe leve. Aunque los doctores le encontraron síntomas de fumar marihuana, tomar alcohol y aspirar cocaína. Tal vez por eso se desmayó…, Oye Tori ¿Tu sabías si Dylan consumía drogas desde antes? – Pregunto curioso y a la vez con un tono de advertencia para que dijera la verdad. 

-¡No! Claro que no Papá, no tenía ni idea. – Hable con un tono de sinceridad. Aunque tenía un presentimiento de que papá no me estaba creyendo. 

-Bueno, ya vamos llegando a la casa, hablamos haya, Adiós. – Me corto. 

Yo de verdad no sabía que Dylan tomaba drogas, bueno, cigarro sí, pero ¿marihuana o cocaína?... nunca lo espere de él. 

La única persona de la familia que toma drogas es Paul, que yo sepa. Aunque bueno, él es un caso irremediable. Paul nació drogadicto y morirá drogadicto. Sé que suena cruel, pero es la pura verdad. 

Esperen… y si ¿Paul tuvo algo que ver en todo esto? Nunca lo había pensado… hasta ahora. 

No me podía dormir, todavía mis pensamientos estaban activos. Cuando Papá y los otros llegaron a la casa, me prohibieron hablar con Dylan porque estaba en un “estado de depresión”, no entendía muy bien, así que este era el momento perfecto para hablar con él. 

Me levante de la cama en plena noche, vigile si todos ya estaban dormidos y me dirigí hacia la habitación de Dylan en puntillas. Abrí la puerta y no me sorprendió que estuviera despierto. 

-Hola. – Cerré la puerta cuidadosamente y me senté en su cama. 

-¿Por qué estás aquí? – Dijo mirando hacia la pared sin ninguna expresión. 

-¿Qué es lo que te hizo April? – Me fui al grano. Había sonado un poco dura y fría pero no me importaba, quería saber la verdad. Hubo un gran momento de silencio. 

-No quiero que nunca más menciones su nombre. Para mí ya no significa nada esa Perr*a, ya la he olvidado. 

-¡Ah! ¿Por eso has ido a tomar drogas, no? ¿Para olvidar? – Le escupí entrecerrando los ojos. No sabía porque pero estaba empezando a enojarme con él. Me miro a los ojos atentamente sin decir nada. - ¿Fuiste con Paul? – Me seguía mirando...

-Vaya, eres demasiado lista para mí, Tori. – Dijo burlón mientras sacaba una sonrisa. – Si, fui con él. Y déjame decirte que no me arrepiento de nada. – Me pare bruscamente de la cama. 

-¿Acaso eres idiota o te haces? ¡Por culpa de él fuiste al hospital! – Le grite pero no tan fuerte, para que Papá o Kiara no escucharan. 

-No fue la gran cosa… - Dejo de mirarme a los ojos. 

-Mira Dylan, solo te voy a decir una cosa. – El me volvió a mirar con un brillo en sus ojos. – No hagas tu vida una mier*da solo porque una chica que no vale la pena, rompió contigo. – Salí de su habitación antes de que el dijera algo y volví a mi cama a dormir.

Yo solo esperaba que Dylan razone. 

Una Chica Diferente (con Justin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora