Capítulo treinta y ocho

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-Director por favor, hare cualquier cosa pero no llame a mi padre. – Ya tenía bastantes problemas con mi papá para que ahora le dijeran que me encontraron en horas de castigo “besuqueándome con un chico arriba de un piano” Estaba desesperada, si se entera, me castiga para toda la vida. 

-Lo siento Miller, pero esto es el colmo. ¿Cómo puede hacer esa “escena sexual” en horas de castigo? ¡Lo encuentro demasiado inapropiado! Hasta estoy pensando en expulsarla. – El director estaba rojo de la furia. Agarro el teléfono e iba a marcar. 

-¡No! Por favor no lo haga, ¡Le juro que no íbamos a intentar hacer nada “sexual”! Dios mío, solo tengo 17 años, ¿Cómo voy a estar haciendo esas cosas Director? Solo nos estábamos besando y usted sabe… ¡Somos adolescentes y algunas veces no podemos controlar nuestras hormonas! Por favor, se lo pido por última vez, no llame a mi padre ¡Le juro que nunca más volverá a pasar! – El me miraba con cara indecisa mientras todavía tenía el teléfono en su mano a punto de marcar un número. Pasaron unos segundos en silencio mirándonos, hasta que dejo el teléfono en la mesa y suspiro. 

-Solo por esta vez Tori. - ¡SI!, Grite en mi interior. Saque una sonrisa. – Pero va a tener que recibir un castigo mucho más doble por esto. ¿Está claro? – Asentí con la cabeza de inmediato. - ¡Y no quiero que esta escena vuelva a ocurrir, menos en la escuela! – Dijo regañándome con el dedo. 

-Se lo prometo. – Puse mi mano derecha en mi pecho y una cara seria para que se diera cuenta que hablaba en serio. El asintió su cabeza lentamente. 

-Está bien, puede retirarse. – Se notaba el estrés en su cara. 

Camine hacia mi moto jugando con mis dedos, debería estar enojada o humillada porque el director nos había encontrado besándonos con Justin, y además ahora me había puesto castigo doble, pero no, era todo lo contrario. Tenía una sonrisa en mi interior. Todo el rato se repetía esa frase en mi cabeza: “Sé que dijimos que solo íbamos intentar ser amigos, pero yo quiero ser mucho más que eso”. No podía dejar de pensar en eso, ni tampoco podía sacarme el sabor de sus labios.

-¿Cómo te fue nena? - Escuche una voz de tras mío. Me di la vuelta al instante. Estaba apoyado en su auto con sus gafas negras puestas, parecía todo un chico malo. Yo me mordí el labio por ver lo sexy que se veía. – Parece que bien ¿Eh? Ya que cuando venías para acá, estabas sonriendo. – Se fue acercando hacia mí. 

-Sí, o sea, la verdad, no. – Dije un poco confusa arrugando la frente. – Me van a dar un castigo doble, ¿Genial, no? – Rodee los ojos mientras me reí entre dientes, estaba apoyada en mi moto mientras que él ya estaba al frente mío. 

-Bueno, ¿Pero eso no es tan malo, verdad? – Dijo mientras sacaba una sonrisa. – 

-Solo un poco. – Nos reímos al unísono, después empecé de nuevo a jugar con mis dedos y me puse a pensar lo de antes. 

-Y bueno… ¿Lo pensaste? – Lo mire a los ojos. Me hice la que no entendía, pero sabía perfectamente de lo que me estaba hablando. – Tu sabes, lo que te dije cuando nos besamos y… - 

-No lo sé Justin, creo que voy a tener que pensarlo más. – Dije haciéndome la difícil, pero la verdad es que… si quería. 

-¿Segura? – Levanto las cejas – Porque si quieres te puedo convencer ahora. – Se acercó un poco más a mí, sentí su respiración en mi cuello para después dejarme un dulce beso. Eso me hizo ruborizarme. Ya sabía de lo que hablaba. Lo empuje un poco. 

-Sí, Segura. – Sonreí un poco tímida. – Solo dame más tiempo, tengo cosas que pensar. – Después me subí a mi moto. 

-¿Te quieres hacer la difícil? – Dijo levantando una ceja en tono burlón. – Porque si es así, no lo hagas. - 

Una Chica Diferente (con Justin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora