Capítulo 6

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Mario y Marco habían regresado a la oficina. Esperaban a que la chica volviera con sus pertenencias y poder irse.

–Buena elección, te estás llevando a una de las mejores– La risa sarcástica de Marco no tardó en aparecer.

Mario frunció el ceño. –¿A qué te refieres con una de las mejores?

–Está hermosa, tienes de dónde agarrar– Dijo Marco mientras se pasaba el pulgar por los labios.

–Lo sé– Contestó secamente Mario.

–Pero tiene un precio, no te la llevarás antes sin pagarme.

Mario lo sabía perfectamente, estaba dispuesto a pagar una buena cantidad por ella, sabía que valdría la pena.

–¿Cuánto quieres?

–Doscientos grandes, no más, no menos– Marco miró firmemente a Mario quien se limitó a sacar su chequera y anotar la cantidad que su amigo había dicho. Entregó el cheque y el rubio sonrió vivamente. –Ha sido un placer negociar contigo, camarada.

–¿Qué sabes de ella?– Mario por un momento se mostró interesado en saber quién era la chica.

–Solo sé que se llama Gabriela, tiene 22 años y fue criada por monjas– Marco hizo una pausa para después adularla de una forma irrespetuosa. –Eso sí, es muy buena de cualquier forma.

Unos golpes en la puerta hicieron que ambos voltearan. La chica estaba entrando a la oficina de Marco, con la mirada baja, muy apenas alcanzo a decir que estaba lista y Mario se levantó de inmediato.

–Gracias amigo, hablamos– Dijo Marco en forma de despedida.

–No hay de qué.

–Tú– Mario señaló a la chica. –Sígueme.

Ambos caminaron rumbo a la salida. La chica iba detrás de él, solamente obedeciendo a lo que él había dicho. Una vez afuera del lugar, fueron directamente al auto de Mario.

–Súbete– Dijo abriéndole la puerta del auto a Gabriela.

Ella se limitó a hacer lo que él decía. Podía darse cuenta que por su carácter era un hombre duro y eso comenzaba a aterrorizarla. Fue consciente de que el auto comenzó a moverse, desconocía completamente esa ciudad por lo tanto no sabía a donde se dirigía.

Gabriela comenzaba a estar nerviosa, su mirada estaba fija en las luces del camino, podía adivinar lo que iba a pasar en cuanto llegara a algún lugar con el hombre que iba a su lado. Tenía miedo, presentía que no le esperaba nada bueno, pero su miedo creció más cuando sintió una mano sobre su muslo y sabía muy bien de quien era.

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Espero estar subiendo otro capítulo mañana o el viernes, perdón por la pequeña tardanza.

Gracias por leer! xx

Su Inocencia (Mario Götze)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora