Capítulo 25

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–Te llamaré en cuanto esté en el aeropuerto.

–Está bien, Sr. Mario.

–No hagas nada estúpido o si no…

Gabriela lo interrumpió. –Sí, sí, lo sé, me las veré con usted. Ande, váyase de una vez o perderá su vuelo –Lo abrazó.

–¿Me estás corriendo? –Mario alzó una ceja.

–No, solo no quiero que llegue tarde –Sonrió.

Mario la estrechó entre sus brazos y después la besó. Era la primera vez que la dejaría completamente sola y tenía miedo. La tarde del día anterior había recibido una llamada desde Rosenheim diciéndole que había surgido una emergencia en la filial de la ciudad y se había convocado a una junta para discutir el problema.

Era difícil separarse de Gabriela, pero no iba en plan de vacaciones, por lo que ella solo iba a ser una distracción para él. No quería dejarla, pero confiaba que a su regreso ella lo estaría esperando como siempre.

–Nos vemos –Dijo Mario.

–Hasta luego –Respondió Gabriela.

Lo observó por una de las ventanas. Era curioso, pero ya lo estaba extrañando, y Mario también, apenas se había subido al taxi y ya se sentía nostálgico.

Pero su celular interrumpió esa melancolía.

<<Lukas>>

Lo que necesitaba en esos momentos.

–Bueno.

–¡Mario, amigo! ¿Te apetece salir a tomar algo esta noche? Puedes traer a tu novia, no hay problema –Dijo con un tanto de emoción.

–Lo siento, no puedo, voy rumbo al aeropuerto a Rosenheim.

–¿Ocurre algo?

–Problemas del trabajo.

–¿Entonces no vas con… –Pausó–. Gabriela?

–No, ¿por qué?

–Simple curiosidad –Terminó la llamada.

A veces Lukas era extraño, Mario no lo comprendía, ¿por qué le interesaba saber sobre Gabriela? Pero lo que él desconocía era el oscuro interés que tenía por ella.

Gabriela terminaba de hablar con Mario. Finalmente había llegado al hotel y ya se encontraba en su habitación. Era un completo exagerado, ya sabía cuidarse sola, no iba a pasarle nada mientras estuviera encerrada en la casa.

Eran cerca de las 10:30 PM cuando Gabriela se preparaba para entrar a la cama y ver una película, a fin que no tenía nada mejor que hacer, pero un fuerte ruido en la planta de abajo la alarmó.

Decidió no salir corriendo a revisar, pero si tomó un palo de golf del estudio de Mario y bajó sigilosamente. Tal vez el viento había entrado por alguna ventana abierta y tumbó algo.

Y efectivamente, uno de los jarrones de la sala estaba en el piso completamente roto, pero lo extraño era que no había manera de que cayera por sí solo.

–¿Hay alguien ahí? –Preguntó al aire con temor de que alguien contestara–. No debo sugestionarme.

No supo cómo pero tenía a Lukas frente a ella con la misma mirada del día anterior. ¿Cómo diablos había entrado? ¿Qué rayos quería?

–Hola, Gabriela –Sonrió–. Te sorprende verme aquí, ¿cierto? ¡Gustav! ¡Sal de ahí!

Gustav salió de la cocina y la miró. –Hola, preciosa.

Logró esquivar a Lukas y corrió por las escaleras hasta su recámara, pero fue demasiado tarde. Ellos la alcanzaron y entraron con ella al cuarto.

–¿Por qué huyes de esa forma, hermosa? No te haremos nada –Dijo Lukas.

–¿Qué quieren? –Preguntó Gabriela temblorosa.

–Nada, solo venimos a divertirnos un poco contigo, nos enteramos que estabas sola y tal vez estabas muy aburrida –Gustav se mordió el labio.

–Será mejor que se vayan o llamaré a… –No podía decirle señor frente a ellos–. Mario.

Ambos rieron y la miraron sin pudor alguno.

–Mario no vendrá, pequeña. Él debe estar pasándosela muy cómodamente con alguna chica en Rosenheim –Alardeó Lukas.

–Eso no es cierto –Gabriela sintió una punzada en el corazón.

–Ay, niña. Mario no le es fiel a nadie, no te sientas especial –Gustav le soltó.

–Mario se mete con todo lo que se mueve –Rio Lukas.

Gabriela tomó su celular e intentó marcar a Mario, pero Gustav lo arrebató y lo lanzó a quien sabe dónde.

Mario sintió como un golpe en el pecho de buenas a primeras. Era como una angustia. Probablemente era la culpa de haber dejado a Gabriela sola, pero iba a estar bien, confiaba en ella, pero por si las dudas prefería llamarla para asegurarse que todo estuviera en orden.

Seis timbres y nadie contestó. Era extraño, Gabriela siempre le respondía. Marcó al teléfono dela casa y fue el mismo resultado. Tal vez ella ya estaba dormida, prefería pensar eso y no imaginarse mil cosas.

Pero la realidad era que Lukas y Gustav la estaban atemorizando en su propia casa.

–¡Déjenme en paz! ¡Váyanse! –Gritó Gabriela.

–No te haremos daño, solo pon de tu parte y la pasaremos bien –Dijo Gustav.

Gabriela tomó el control de la televisión, con mala puntería lo lanzó y consiguió hacerle un pequeño raspón a Gustav en la cara, acto que solo lo enfureció y se fue contra ella.

–Yo solamente quería divertirme un poco contigo pero creo que vamos a jugar a mi manera.

Gustav la tomó de las piernas y la subió a la cama, poniéndose encima de ella. Era muy pesado, estaba comenzando a faltarle el aire.

–¡Ayúdame a desvestirla, Lukas!

Gabriela no pudo defenderse. Eran dos grandes hombres contra ella, una pequeña y débil chica. No podía estarle pasando algo como eso, simplemente no podía, debía ser una mentira o algo, pero no podía ser realidad.

Lukas comenzó a reírse cuando ella estuvo desnuda frente a ellos, le causaba pena la pobre chica, pero no podía resistirse a sus instintos, desde que la había visto no había dejado de tener toda clase de fantasías con ella y sentía envidia de que Mario finalmente tuviera una mujer sincera que lo quisiera.

El teléfono de la recámara comenzó a sonar nuevamente, Gabriela intentó removerse y alcanzarlo pero Gustav arrancó la línea de la pared causando que el servicio no funcionara.

Mario notó como la llamada se cortó y al intentar marcar nuevamente se dio cuenta que la línea estaba suspendida. No le gustaba para nada lo que estaba ocurriendo, Gabriela nunca había hecho eso antes.

–El maldito de Mario no ha dejado de insistir con el teléfono –Gruñó Lukas.

–Será mejor que acabemos con esto antes de que el idiota se regrese de Rosenheim –Agregó Gustav.

La historia se estaba repitiendo. Gabriela no quería sufrir de la misma forma que cuando conoció a Mario, pero ni sus palabras de súplica o sus gritos detuvieron a esos bastardos que iba a echarle a perder la vida.

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Hola chicas :)

Planeaba subirles el capítulo un poco más temprano pero acompañé a mi hermano al dentista y terminó llorando del dolor, no podía manejar, ni quería que yo lo hiciera, total, acabo de llegar a mi casa y aquí está.

Pd. Últimos capítulos xx

Su Inocencia (Mario Götze)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora