Su Inocencia (Mario Götze)

Capítulo 2

–¿De qué hablas Marco? ¿Me vas a recomendar un buen prostíbulo? – Mario sonrió a su amigo, no podía descifrar lo que había en su mirada, era confuso.

–Nada de eso– El rubio tomo su copa de vino blanco y la observo agitándola ligeramente. – Yo puedo conseguir lo que buscas exactamente.

Mario frunció el ceño pues no comprendía nada de lo que su amigo decía, y creía que solo bromeaba con él. –Déjate de embrollos y dímelo directamente, ¿no? Si te estas burlando por lo que dije, no lo hagas, jamás debí decírtelo.

Marco notó el enojo por parte de Mario e inmediatamente habló. –Me refiero a que yo puedo conseguirte una mujer que haga todo lo que tú quieres, pero tendríamos que irnos de este lugar, no puedo hablarte de eso aquí.

Mario buscó al mesero con la mirada y pidió la cuenta. Después de pagarla, ambos salieron y fueron rumbo a sus respectivos autos para conducir al departamento de Marco.

Una vez ahí ambos tomaron asiento en la sala de cuero negro y se miraron directamente a los ojos.

–Tengo algo que confesarte, pero tienes que prometerme que no dirás nada– La mirada de Marco se ensombreció de inmediato y la apartó de la de Mario.

–Lo prometo, pero dime que es– Mario arqueó su espalda y juntó sus manos sobre sus rodillas.

–Me dedico a la prostitución de mujeres.

Los ojos de Mario se abrieron de par en par mostrando asombro, ahora entendía porque decía que él podía ayudarlo a encontrar lo que buscaba.

–No me juzgues, mis razones tuve para hacerlo y después de eso permanecí en el negocio. Yo puedo conseguirte una mujer, la que quieras.

–¿Ellas están de acuerdo en eso? ¿O tú las obligas?– Tragó en seco esperando la respuesta de su amigo

–Unas lo están y otras están ahí no sé porque, solamente las llevan y yo las acepto. No puedes negarte a esta oportunidad. Además no te hagas el digno porque te conozco de sobra y no te queda. ¿Qué dices? ¿Aceptas acompañarme a mi oficina y echar un vistazo? ¿O de plano dices que no?

Mario sintió su corazón latir rápidamente y aunque dudo en contestar, finalmente lo hizo.

–¿Cuándo puedo verlas?