Capítulo 9

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Un fuerte ruido en la habitación despertó a Gabriela.

Su mirada estaba pegada al techo, sin embargo le pesaban los párpados y se sentía adolorida.

Por un momento pensó que todo era un mal sueño pero no era así. El dolor de la espalda le hizo recordar cuando él la pegó a la pared. Sentía un dolor bajo su vientre y sus piernas. Finalmente para cerrar con broche de oro todo el repertorio de achaques, sentía que la cabeza le iba a estallar, seguramente por toda la tensión de la noche anterior.

<<La noche anterior>>

Sintió como los ojos se le hicieron agua solo de recordar todo lo que pasó.

Mario no se había detenido en ningún momento, al contrario, la había hecho suya hasta el cansancio.

Ella solo quería salir corriendo y gritar hasta que sus pulmones se desgarraran. Se sentía sucia, usada, maltratada. Lo que había recibido no había sido más que una humillación a su persona.

Tratando de borrar todo recuerdo, se dio vueltas sobre la cama y se puso como un ovillo, tapada de pies a cabeza. Quería dormir y jamás despertar. Tal vez no era la mejor persona, puede que no tuviera suerte en lo absoluto, pero no se merecía eso.

Por otro lado, Mario se encontraba dándose un baño.

Sus pensamientos lo aturdían, ni siquiera la regadera podía distraerlo. Había comprado una virgen. En su trayectoria como casanova no recordaba alguna vez haber estado con una mujer así. Estaba seguro que Gabriela era la primera.

Por un momento pensó en detenerse la noche anterior, pero no quería, ni podía. Había estado pensando en ella demasiado, que lo único que deseaba era tenerla en su cama. Pero había algo más que le daba vueltas en la cabeza. Marco le había asegurado que era una chica con experiencia y había resultado ser mentira, lo que le hacía suponer que todo lo que le había dicho sobre ella también eran mentiras.

Cerró la llave del agua, tomó una toalla y la enredó alrededor de sus caderas. Salió del baño solo para encontrarse las sábanas de la cama totalmente revueltas y sobre ella alguien en posición fetal cubierto.

<<Gabriela>>

Retiró la toalla que llevaba puesta y la reemplazó por una bata. Caminó hasta la orilla de la cama en que se encontraba ella y comenzó a descubrirla. La vio con lágrimas secas sobre el rostro y con los ojos cerrados con fuerza, estaba despierta, mas no quería verlo.

–Necesitamos hablar –La voz de Mario sonaba dura y seca–. Si quieres hacer las cosas nuevamente por las malas, no tengo problema con ello–. Dijo, al ver que ella no tenía intención de moverse.

Pero Gabriela se incorporó lentamente en la cama, con cuidado de no descubrirse con la sábana. Tenía la mejilla derecha roja por el golpe que él le había dado.

–Mírame a los ojos –Le ordenó Mario.

Ella lo hizo, con miedo, pero a final de cuentas lo hizo. Tragó duro y respiró profundamente. Estaba aterrada, no aguantaría sostenerle la mirada un segundo más si no comenzaba a hablar. Estaba segura que la amenazaría de muerte si habría la boca o algo por el estilo. Pero no fue así.

–¿Tu verdadero nombre es Gabriela?

–Sí –Intentó decir sin que se le quebrara la voz.

–Marco dijo que fuiste criada por monjas, ¿eso es cierto?

–Ajá.

–Tú no tienes 22 años, ¿verdad?

A Gabriela le temblaban los labios y la mirada también. ¡Él pensaba que tenía 22 años!, probablemente por eso no creía sus reacciones de miedo e incertidumbre ante la experiencia que habían tenido.

Quiso sonar lo más firme posible pero no pudo ni siquiera verlo a los ojos.

–No –Agachó la mirada–. Tengo 17.

Su Inocencia (Mario Götze)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora