Mario y Marco estrecharon sus manos y se dieron un amistoso apretón mientras tomaban asiento en un lujoso restaurant de esos que solían frecuentar. Recibieron las cartas del menú y pidieron un par de copas para empezar su noche. Todo marchaba bien.
–Y bueno Götze ¿qué tal te ha ido últimamente? ¿Qué dicen las ‘niñas’?– Dijo Marco mientras tomaba un sorbo de su copa y sonreía plácidamente a su amigo de enfrente.
Mario soltó una carcajada e imitó la acción de Marco. –Todas son iguales, estoy aburrido de ellas.
–Eso pasa porque estas con una y con otra, además de que agarras a la primer zorra con cuerpo bonito que ves– La mirada de Marco se desvió al ver pasar una rubia con un vestido ceñido totalmente a su figura.
–Creo que no soy el único que se va por lo exterior, ¿o no Reus?– Mario sonrió a su amigo dándole a entender lo mismo que este había dicho segundos atrás.
–Está bien, está bien, lo admito, ¿a quién no le gustan las ‘zorras con cuerpo bonito’? Son espectaculares en la cama.
Mario enarcó una ceja y estiró su brazo para tomar la copa de vino tinto. –La verdad es que estoy algo harto de ese tipo de mujeres, ninguna es sincera. No buscan más que dinero o una posición a la que no pertenecen.
–En eso tienes razón. Hay cosas que no logran conseguir ni con todo lo que ofrecen.
Dejaron de hablar cuando el mesero llegó con sus respectivas órdenes.
Entre dimes y diretes terminaron de cenar y retomaron el tema del que habían estado hablando al principio de su encuentro.
–Y bien Mario, supongo que debes de tener una cita con alguna chica para esta noche ¿no? ¿O me equivoco?
–Te equivocas totalmente. Tengo una cita con ‘FIFA’ y unas cuantas cervezas– Dijo recargando su brazo izquierdo en el respaldo de la silla.
–Definitivamente estas mal, amigo– Marco no pudo evitar reír. –Necesitas a alguien.
–Dirás que estoy loco, pero me gustaría tener a alguien con quien divertirme un rato, no sé, alguien que esté en mi casa, que haga los ‘que haceres’, cocine para mí.
–Lo que tú quieres es una esposa– La afirmación de Marco causó terror en Mario.
–Lo que yo quiero es una mujer sin tener que estar atado directamente a ella, algo así como una sirvienta pero que sea mi perra al mismo tiempo– Mario soltó una carcajada nuevamente, pues su idea era descabellada.
–Si lo que quieres es eso, yo sé dónde puedes conseguirlo– Marco sonrió maliciosamente a Mario pues éste no conocía el lado oscuro de su amigo.
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Su Inocencia (Mario Götze)
Hayran KurguMario no tenía idea de lo que le deparaba el futuro y cuando le tocó enfrentarlo, se había arrepentido de robar su inocencia.