20 : Doyoung.

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Dongyoung tragó saliva, su cerebro repetía una y otra vez la pregunta de Johnny.

Ambos habían salido a la cafetería, lo habían vuelto su "lugar seguro" seguían sin poder demostrarse afecto, pero si podían estar ahí como amigos sin que nadie los moleste, aunque no espero jamás que Johnny preguntara aquello, volviéndolo vulnerable.

- ¿Por qué comenzaste a hacer boxeo?

El cuerpo de Doyoung se tensó ante los recuerdos que su mente invadieron.

El primer golpe que su padre le dio siempre fue algo que lo había afectado. Su padre había tenido un día muy estresante en el trabajo, según lo que recuerda haber escuchado a la lejanía mientras veía la tele con ojos emocionados, no pensó que una simple pregunta ocasionaría lo que sucedió después.

En la televisión podía ver a las chicas bailando ballet, interesado y curioso como cualquier niño debe ser a los siete años, miró a su padre y abrió su boca para hacer una pregunta.

- ¿Puedo hacer ballet yo también? - sus ojos brillaban por la emoción, su padre seguramente diría que si o al menos eso pensaba su mente de niño.

Apenas recuerda bien las palabras que salieron de su boca, lo que más esta marcado en su mente era el recuerdo de su rostro enojado, gritándole y luego el preguntando: "¿Por qué no puedo?" y luego llorar y llorar, también entre sollozos decir que él quería. Su padre lo abofeteó, hartó de sus llantos, pero él no paró y su padre tampoco.

Esa noche su madre se fue a dormir con él. Doyoung tenía moretones en sus brazos y su madre uno que otro en lo suyos también, esa noche había descubierto la parte más horrible de su padre, una que jamás volvió a olvidar.

- Me pareció divertido - se encogió de hombros respondiendo a la duda de Johnny, contrario a todo, solo se demoró unos segundos en contestar y agradeció que el más alto se creyera aquello.

Más tarde, volvió a casa y su corazón se aceleró, una parte de él tenía un mal presentimiento mientras miraba la puerta principal, pero de todas formas la abrió.

Su presentimiento no se equivocaba en lo absoluto, todo en su mente desde ese momento fue procesado en cámara lenta, él corriendo a la sala, donde los gritos de suplica de su madre se escuchaban, al llegar pudo ver como su padre, enojado la golpeaba y el simplemente fue a detenerlo, tomando su brazo y dándole un golpe en su mandíbula, tan fuerte y a la vez en un momento tan desprevenido que hizo al mayor perder el equilibrio y caer. Sabe que para él después todo sería peor, porque solo ocupaba lo aprendido en el boxeo para ayudar a su madre, él jamás se defendía.

Tomó a su progenitora en brazos y la llevó con él a su habitación, cerrando la puerta de esta con seguro después de dejarla en la cama, por suerte había llegado lo suficientemente pronto para que su padre solo hubiera logrado dejarle una marca en él labio.

- Va a castigarte por eso, ¿cuántas veces debo decirte que no lo detengas? - dijo su madre, un poco más calmada, mirando como él desaparecía en el baño y luego volvía a aparecer con el botiquín.

- Unos cuantos golpes con el cinturón son mejor que verte a ti mal - le contestó, sonriendole con triste, ella hizo lo mismo, Doyoung limpió la poca sangre de la herida - ¿Cuándo podremos salir de aquí mamá? - preguntó, con un ligero tono de suplica.

- Doyoung, es tu padre, entiende que lo amo y no puedo dejarlo - su madre besó la mano con la cual la curaba - Se que no lo entiendes cariño, pero cuando me alejó de él, duele mucho más que los golpes ¿Además que haremos nosotros dos solos en el mundo? Sabes que con los contactos de tus padres, jamás podríamos ni siquiera conseguir un simple trabajo de meseros, tu mereces ser un hombre exitoso - dijo su madre, y al mismo tiempo que terminó su discurso, el chico terminó de curar su labio.

S E R I O || JohnDoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora