S E R I O || JohnDo

26

Las 23:30 horas marcaban en su teléfono. 

"Perdón por eso, tuve unos problemas, pero te juro que voy mañana"

"¡Llevo yo comida!"

"Lo siento"

"Lo siento"

"ah, no sé ni qué decirte"

"entiendo si estas enojado, estas en todo tu derecho"

"La verdad"

"¿Que sucedió?"

"mi padre no me permitió salir de casa porque debía estar en una reunión, pero de verdad puedo ir a tu casa mañana"

"Realmente estaré ahí"

"Te lo juro"

"Tú no jures cosas, hazlas"

"sigo enojado"

"Pero está bien"

" Me avisas a que hora para ir por ti"

"Hablamos mañana"

"Quiero dormir"

"Esta bien, buenas noches..."

Johnny simplemente se acomodó en su cama y cerró los ojos, no le gustaba el sentimiento de enojo que tenía en todo su cuerpo, ni la pequeña tristeza que oprimía su pecho, no le gustaba la forma en la que Doyoung lo destruía con tanta facilidad.

Al despertar su cuerpo se sentía un poco menos cansado, un poco menos pesado, sin tantos sentimientos negativos.

Hizo su acostumbrada rutina de mañana, sintiéndose más feliz al ver a sus padres en la cocina, generalmente debían viajar a distintas partes del mundo, cuando eran pequeños los llevaban con ellos, así fue como conocieron muchas culturas e idiomas, muchas personas, pero también fue la forma en la que se volvieron más unidos, al no tener un lugar fijo, su única zona de seguridad fueron sus padre. Cuando ya cumplió los 17, sus padres decidieron que lo mejor era quedarse en un lugar fijo y que él se hiciera cargo cuando ellos se fueran.

Fue duro, sobre todo porque tuvo que soportar la pubertad de sus hermanos, pero él siempre fue independiente, aunque cuando sus padres volvían a casa, el sentimiento de hogar volvía con ellos.

- ¿Quieres fruta o cereal? - preguntó su padre cuando se sentó a la mesa.

- Cereal.

Su padre asintió y se levantó servirle, su hermano ya estaba ahí, listo para irse a la escuela, mientras que su hermana, aun dormía, eso le causo curiosidad, amaba a su pequeña hermana, pero usualmente sus vacaciones no duraban tanto.

- Mamá - la mujer solo hizo un ligero sonido para hacerle entender a su hijo mayor que lo estaba escuchando - ¿Sunok no debería haber vuelto al internado?

- Oh, olvidamos decirles - dijo la mujer - Su hermana no volverá, se quedara con nosotros, en dos semanas comienza las clases con Hyuck.

- ¡Genial, destrozaremos todo! - habló Donghyuck aún con comida en su boca - ¡Volveremos al ataque!

- Ustedes destrozan algo y los mandamos a ambos a internados - amenazó su padre, dandole su cereal.

Johnny comenzó a comer animado, perdiéndose de la conversación que mantenían sus padres amenazando a Donghyuck, hasta que algo lo sacó de su acostumbrado trance mañanero.

-Mmm bueno, queríamos hablarlo con ustedes porque con su hermana ya lo hemos hecho - empezó su padre - con su madre estuvimos hablando y la verdad ya no estamos para ir viajando por todo el mundo.

- Tenemos un viaje programando para salir el próximo martes y la verdad, queremos que sea el último, volveríamos en dos semanas - prosiguió su madre - Queríamos preguntarles que opinan.

Donghyuck miró a Johnny y este hizo exactamente lo mismo, se sonrieron y volvieron su vista a su padres.

- ¿Ya no habrá más fiestas? - se quejó Johnny, burlándose de la situación.

- ¿Ni escapadas nocturnas a lugares prohibidos? - esta vez fue Donghyuck quien bromeó, aunque por debajo de la mesa el mayor lo golpeó y una fulminante mirada, ya que al menos esa si era verdadera.

- ¿Ni beber hasta que no recordemos nada? - sus padres comenzaron a reír.

- No es divertido si se ríen - bufó Donghyuck levantándose y dejando la vajilla que había utilizado en el lava vajillas.

- ¿Entonces no les molesta? - preguntó su madre.

- ¿Porqué lo haría? estamos emocionados de tenerlos aquí.

Su madre se encogió de hombros mirándolo.

- Vamos Donghyuck, dejemos a los bobos dudar aquí.

Donghyuck asintió a su hermano y fue por su mochila.

- ¡Un mínimo de respeto de mis hijos exijo! - su padre fingió que se quejaba, riéndose al terminar la frase.

Ambos le sacaron la lengua, Johnny tomó su mochila y salieron por la puerta escuchando un "Adiós" fuerte de la boca de sus padres. 

Como amaba a sus padre, no los cambiaría por nada en el mundo.