Plan suicida.

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Habían decidido dejarlo solo, que tuviese tiempo para pensar, y Castiel se los agradeció. Eran demasiadas cosas y el ángel había dado todo por una falsa causa, por lo que sería complejo de sobrellevar. Aunque Cas era fuerte y Gabe confiaba en él.

- Sigo pensando que algo no cierra. – Objeto Sam, reunido con el arcángel y su hermano en la sala de Bobby.

- ¿Qué? Hay mucho de la historia que no saben. – Ofreció aclararle las dudas Gabriel. – Es largo de contar pero...

- No de antes, de ahora. – Corrigió el cazador. - ¿Por qué Cas sigue tan cegado en matar a todo lo que se interponga sin piedad? Digo, son órdenes de Lucifer, pero la forma en que hablo de los ángeles... Es como si les odiara también.

Gabriel quedó desconcertado ante la pregunta, pues había algo extraño ahí. Cuando todo esto empezó, Castiel también había matado ángeles defendiendo el amor que sentía por Lucifer, pero dudaba dos o tres segundos, tratando de herirlos pero no acabar con ellos. Eso cambio en él.

- Quizá porque lo durmieron eternamente. – Sopesó Dean.

- Puede ser...

- Puede ser que su ángel se haya escapado. – Intervino Bobby, sorprendiendo a los tres hombres. - No está por ninguna parte.

El arcángel salió inmediatamente a buscar una respuesta, saber si su hermano había vuelto con Lucifer o no. Mientras, Sam tecleaba energéticamente, rastreando el chip que había colocado en la gabardina del ángel sin que se diera cuenta.

- ¿Un hotel? – Dijo el menor de los Winchester, llamando la atención de su hermano.

- Vamos. – Apremió. – Avisa a Gabriel.

El hotel parecía bastante normal, excepto por el hecho de que estaba bastante vacío, pero sus luces estaban a todo dar. Casi parecía una festividad o algo. El Impala frenó a una distancia segura del lugar.

- Los dioses quieren frenar el apocalipsis utilizando a Cas. – Explicó el arcángel.

- ¿Quieren hacer un trueque con Lucifer? – Rio Dean. – Y yo pensando que lo nuestro era locura.

- Y se pone peor. – Bufó, conteniendo los nervios. – Me enteré de que nuestro querido Luci anda buscando a su figurita perdida de la colección. Tenemos que parar esto antes de que ardan como el infierno literalmente.

Gabriel les ayudó a entrar, pero él tenía que seguir su papel de Loki frente a los dioses paganos, mientras los hermanos buscaban una forma de sacar a Castiel de allí. Convencer a un montón de dioses, siempre creyéndose superiores, no sería tarea fácil. Pero Luci no era el único hermano con el toque manipulativo en su genética.

Sam y Dean se escabulleron entre los pasillos, esquivando los pocos guardias que había, encontrando el lugar exacto en donde Gabe les dijo que Cas estaba. Los dos guardias frente a la puerta doble, cayeron ante el ataque sorpresivo de los hermanos. Los cazadores escondieron los cuerpos, y entraron al lugar.

- Cas. – Llamó Dean al durmiente ángel.

Esposado a una silla nuevamente, Castiel había perdido el conocimiento desde un poco antes de llegar. Un bozal extraño se cernía a su rostro, y Sam no encontró como quitarlo.

Ruidos afuera, tuvieron que alejarse del morocho. Al parecer lo que Gabriel intentaba hacer no estaba funcionando, y dos enormes tipos se llevaron a Castiel hasta el lugar de la reunión, sin darse cuenta de la presencia de los humanos escondidos.

- Mierda. –



La simpática campanilla sobre el escritorio del recepcionista toco un par de veces. El muchacho salió, extrañado ya que el hotel estaría cerrado para otros clientes, siendo una reunión privada de dioses. La sonrisa calmada de Lucifer le sorprendió aún más. El vidrio del lugar estaba destrozado y una de sus afiladas partes estaba clavada en el cuello de un guardia.

- Hello. – Pronunció cantarín Satanás. – Estoy seguro de que vas a poder ayudarme en esto. Estoy buscando a un ángel, cabello oscuro, ojos azules, realmente hermoso; no es alguien que pase desapercibido, ¿Sabes?

Por supuesto que el sujeto sabía a quien se refería, era justo el ángel que tenían prisionero. Sonrió y tragó saliva.

- Quizá si me permite una llamada, preguntare...

Pero Lucifer no tenía tiempo para esa mierda, así que aplastó su cráneo con sus propias manos.

- No te molestes, yo me encargo.

Acompañado de un silbido suave se encamino por los pasillos, siguiendo la suave gracia de su ángel.

En la sala de reuniones, los dioses ya estaban alertas y todo lo que Gabriel suponía estaba pasando.

- ¡Maldita sea! Les dije que se alejaran del ángel. – Acusó el arcángel, sellando la puerta con todas sus fuerzas. – Salgan de aquí.

Pero las puertas que llevaban al otro pasillo también de sellaron, encerrando a los dioses, e impidiendo que Sam y Dean entraran. Lucifer estaba justo frente a la puerta doble que Gabriel resistía, silbando al otro lado, pero el sonido retumbaba dentro del recinto.

Silencio. Lucifer golpeteó tres veces la puerta, con suavidad.

- ¿Hay alguien en casa?- Interrogó.

Nadie sabía que responder aunque todos murmuraban por lo bajo. Y Lucifer volvía a recordar que no tenía tiempo para esta mierda. Un golpe certero hizo volar ambas puertas y a Gabriel contra la mesa.

- Hermanito, tu no aprendes, ¿Cierto?

El arcángel menor se arrastró viendo que Lucifer había encontrado a un grupo de Dioses paganos para entretenerse. Las cosas, cadáveres y sangre volaban en todas direcciones, pero Gabe logró liberar a Castiel de la silla y arrastrarlo hacia las puertas de atrás.

Golpeó con todas sus fuerzas la madera, dejando un enorme hueco, pero llamó la atención de su hermano mayor con todo ese ruido. Lucifer dejó caer el cuerpo sin vida de Odin, ojos ardiendo en rojo sangre, y siguió a su hermano por el pasillo.

De alguna forma, Baldur y Kali habían logrado huir cuando Satanás se distrajo, encontrándose con los Winchester. Y Gabe tomado de la mano de Cas, llegó poco después.

- Gabe... - Llamó alegremente Lucifer. - ¡Oh, hermanito! – Podían escucharlo acercándose por el pasillo.

- Escapen, yo lo detendré. – Pidió el castaño.

Pero entonces, las esposas y el bozal que contenían a Castiel cayeron. El carmesí de dos ojos brillo en la luz titilante al final del pasillo.

- Mátalos, Castiel. – Ordenó Lucifer.

El ángel brillo en gracia exponiendo sus alas y desenfundando su espada. Un paso hacia atrás de Baldur, y el ángel de Lucifer se lanzó sobre los dioses.

Los Winchester no se atrevieron a detenerlo, y Gabriel estaba demasiado ocupado con su hermano mayor. Tres golpes errados de Gabe, uno asestado de Lucifer y el menor cayó contra su hermano.

- Siempre intentando robar las cosas de tu hermano mayor, ¿Verdad, Gabe? – Su voz se volvió repentinamente profunda y aterradora. – Castiel es mío de nadie más.

La daga de Lucifer atravesó a Gabriel, al mismo tiempo que los dioses paganos caían muertos ante los pies de Castiel.

Los ojos azules volvieron buscar a su arcángel, fundiéndose en un abrazo necesario. Lucifer estaba feliz de volver a tener a su ángel de vuelta, pero había notado que Cas dejo escapar a los Winchester, lo que amargaba un poco su humor. 

El ángel de Lucifer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora