Acuerdo.

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Cruzado de brazos, sentado frente a su escritorio, habían pasado un rato mirando a Castiel, poniendo nervioso al menor.

- ¿Qué piensas?

¿Pensar? Apenas estaba comenzando a apartar los celos, y no tenía mucho éxito.


Los Winchester habían llamado al ángel temprano en la mañana. Al parecer, se habían enterado de que Michael seguía su búsqueda de Dios y sospechaban de que tenia un plan para obligarlo a regresar. Cas les explicó que no podía intervenir, ese era un asunto de Lucifer y él había tenido demasiados problemas la primera vez que decidió evitar la vuelta de su padre. Pero Dean tenia una preocupación más grande.

- Quizá te importe una mierda, Castiel, pero si Dios vuelve, me devolverá al infierno. - Reclamó el rubio, enardecido.

Tenía bastante razón en su teoría, además de "arreglar" el desastre de Cas y Lucifer, condenándolos nuevamente. El ángel no tenía problemas en ayudar e incluso solicitar apoyo de sus hijos, pero eran una pareja. Con Lucifer habían decidido no dar un paso atrás ni adelante sin hablarlo y discutir la situación.

La relación había mejorado muchísimo y no tuvieron que utilizar este nuevo acuerdo, hasta ahora.

Castiel entró cabizbajo y el rubio lo conocía demasiado bien para deducir que algo pasaba. Le explicó lo mejor que podía la situación, intentando evitar los nombres de los Winchester lo más posible.


Y aquí estaban, mirándose el uno al otro. Cas se preparaba para un "no" rotundo y Lucifer barajaba los pros y contras de un "sí".

- ¿Tenemos que trabajar necesariamente con ellos? –

Primera pregunta y el morocho se sentía en un examen que determinaría si iría al cielo o al infierno, aunque nunca estuvo en un examen.

- Pues... sería lo más conveniente. – Respuesta neutral, la mirada contraria le decía que estaba a salvo por ahora.

- ¿Los niños están de acuerdo?

- Hablaré con ellos dependiendo de que decidamos. – Dijo con más seguridad.

Los hombros del arcángel se relajaron e incluso acomodó sus pies sobre el escritorio; dándole un respiro a Cas.

- Un par de amenazas y a casa, ¿Eh? –

- Solo eso. – Sonrió el ángel.

- Ven acá.

Lucifer quitó los pies del escritorio y permitió al morocho sentarse sobre su regazo.

- Odio a Daddy y si es obligado a lidiar con los problemas más grandes del universo, sería feliz. – Sopeso. – Pero los niños y tú podrían estar en peligro si Michael realmente tiene un plan. Quiero detenerlo pero...

- Los niños. – Completó Cas, habiendo pensado en eso también.

- Prométeme que solo serán una amenaza para Michael, pero no los implicaras hasta que no sea necesario. Si ese tipo se cree con la agallas de enfrentar a Dios, no sé si sea un peligro para nuestros hijos.

- Entiendo.

El momento de tensión acabó cuando ambos estuvieron de acuerdo, de la forma pacífica y amorosa. El menor se levantó para apoyarse contra el escritorio, recibiendo a su pareja entre sus brazos.

- Tal vez no esté tan convencido y necesite otro tipo de incentivo. – Solicitó el arcángel, rozando apenas sus labios con los ajenos.

- Estoy absolutamente de acuerdo.  

El ángel de Lucifer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora