El día estaba soleado y Lucifer obligó a sus hijos a dejar los videojuegos y salir afuera. Ahora estaban allí, jugando básquet en el enorme patio que la casa tenia. Satán se relajó en su silla, con jugo de naranja exprimido por sí mismo. Era complejo mantener distraído a sus hijos, después de lo que paso, todo les recordaba a su madre. El buen Lucifer tuvo que guardarse su agonía como siempre, y dedicarse por entero a Nathan y Jack como lo había planeado.
No mucho después de enterarse de lo sucedido, Michael se apareció en la casa. Discutieron sobre qué hacer ahora y puede que hayan levantado un poco la voz, pero finalmente postergaron las cosas, los niños no estaban bien para afrontar cualquier plan para regresar a Dios.
Castiel no volvió, obedeciendo la última orden que le dio. Siempre tan leal. No quería que volviese a por él, y pelearan una vez más y se hirieran mucho más profundo. Pero le hubiese gustado que antes de marcharse hablara con los niños, eran solo niños por mucho que intentaran comprender la situación, y les dolía no tenerlo cerca.
Regresó adentro por más jugo, y se topó con el ángel en la cocina, observando a los hermanos.
- Apresúrate a disculparte o será tarde. – Dijo, obviando mirarle y sirviéndose de la jarra sobre la mesada.
El ángel ocultó su mirada, lastimado por la distancia cada vez más obvia. Quizá no eran sus palabras, pero la forma seca y sobria en la que Lucifer le hablaba era muy obvia. Nunca se había dirigido así hacia él.
- ¿Qué es lo piensan de mí?
- Son tus hijos, no van a odiarte para siempre. – Dijo con fastidio. – Ya les dije que nos separamos y no pareció molestarles.
El rubio se disponía a salir cuando Cas le llamó para detenerlo.
- Lo siento.
Tenía mucho que decir, mucho que descargar, pero Satán no dijo nada, siguiendo su camino de vuelta afuera. Castiel salió un par de minutos después, caminando directo hacia los jóvenes. Jack y Nathan olvidaron el enojo, aferrándose a su madre como si nada nunca hubiese sucedido. Se habían preocupado, habían llorado, habían extrañado y vuelto a preocuparse, porque seguía siendo su pilar en la vida, una de las dos personas que más amaban en el mundo.
El ángel se disculpó, y esta vez su perdón fue recibido dulcemente. Pero aun así, prometió a los niños llevarles a un lugar especial, uno de los lugares más bellos que sus ojos vieron jamás. Los hermanos aceptaron sin problemas, intentando adivinar que lugar seria.
- ¿Y volverás con papá?
La mirada de Cas volvió a caer, y por instinto miró atrás. La silla de Lucifer estaba vacía y el vaso de jugo de naranja reposaba sobre el reposabrazos.
- No lo sé.
El agua fria recorrió su cuerpo sin compasión, mientras cerraba sus ojos con fuerza. Sentado en el suelo de la ducha, abrazado a sus piernas, Lucifer deseaba ser ahogado por aquellas diminutas gotas que le rodeaban como un manto. Deseaba dejar de sentir ese dolor punzante en su corazón y que todo terminara tan rápido como comenzó.
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El ángel de Lucifer.
FanfictionCastiel despierta de su eterno sueño, listo para cumplir las órdenes de Lucifer. Es su soldado, su sicario, su ángel. Lustiel