Hasta luego.

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Inclinó la botella de cerveza, vislumbrando el líquido moverse dentro. No sabía cuándo volvería a disfrutar de una así. El bar estaba tan concurrido como siempre, pero en un ambiente tranquilo. Sam y Dean se molestaban el uno al otro sobre alguna tontería de hermanos. Castiel solo les observaba, recordando cuando su vida era entre hermanos. Hubo un tiempo lejano en que todo era compartido entre los suyos, luego otra temporada de pertenecer puramente a su pareja, con la soledad que eso implicaba. No se arrepentía de nada, pero le gustaba que los Winchester le transportaran a esos tiempos.

- Entonces, ¿Es un adiós o hasta luego? – Interrogó Dean, ante el silencio repentino que se dio en su mesa.

- Volveré cuando me necesiten. – Prometió el ángel.

- También nosotros estaremos a tu disposición por cualquier cosa. – Aseguró Sam.

Chocaron sus puños al centro de la mesa, como una despedida formal, para luego seguir bromeando un rato más. Volvieron a casa, entre risas por una anécdota graciosa que Dean contó durante el camino. Cas bajó, acariciando el pulcro negro del Impala una última vez.

Los Winchester en la puerta de Bobby, Cas a unos pasos del Impala; los tres elevaron sus manos en un gesto simple de despedida.

- Cuando las cosas vayan mal, recuerden decir mi nombre.




La casa no estaba silenciosa como esperaba, la voz de Johnny Depp sonaba en la televisión de la sala. Cas se asomó, descubriendo a Lucifer demasiado ensimismado en la película para notar que llegó.

- Hola.

El rubio casi se lleva un susto de muerte, por poco tirando sus palomitas.

- ¡Ey! No te vi.

- Debe estar interesante. – Sonrió para sentarse a su lado.

Lucifer pasó su brazo por encima del ángel para atraerlo, y verificó el reloj de la cocina.

- ¡Wow! No sabía que era tan tarde. – Rio. – La maratón de Johnny Depp me entretuvo.

Ahora pasaban una de sus películas de "Piratas del Caribe", el final al parecer. De pronto, la chica traiciona al buen Jack, dejándolo morir allí.

- Zorra. – Se quejó Luci, inflando sus mejillas.

Cas le observó, sabiendo que el mayor no percibiría su mirada por estar tan hipnotizado en la película. La chica había besado al pirata, para luego amarrarlo a una muerte segura. El ángel amarró a su arcángel a una muerte segura.

Los créditos comenzaron a pasar y Lucifer se relajó un poco, comiendo un puñado de palomitas.

- ¿Qué tal la noche? – Interrogó para que el tiempo de espera pasara rápido.

- Bien. – Pero la voz del ángel no sonaba tan animado como hace un momento.

- Algo anda mal. – No lo preguntaría, era evidente.

Cas miró la pantalla, repleta de nombres pasando rápidamente.

- Te condene a algo así también. – Dijo el ángel. – Como la chica al pirata.

Lucifer siguió su mirada hasta la pantalla, entendiendo que hablaba de la película.

- Claro que no.

- Eso es lo que dijeron cuando discutiste con Dios. – Explicó el ángel.

Ok. Ahora todo tenía sentido para Satán. Todo este distanciamiento que apenas estaban remontando, se debía a esa discusión. Chuck había dado a entender al ángel algo estúpido. Pues sí, la gota que colmó el vaso fue su huida con Castiel, pero eso no significaba que terminaría hartando a su padre de alguna otra forma.

- Cas, tú no eres la chica. – Sonrió seguro. – Tú y yo somos el pirata y el barco. Condenados a vivir y morir juntos, baby.

Obligó suavemente al ángel a mirarle, Lucifer sabía que culparse era algo que Castiel hacia constantemente. El menor no podía ver que el había perdido en esto también, ambos pagaron un gran precio por estar en donde estaban.

- Y lo haría de nuevo, solo para estar contigo. – Juró, arrebatándole un beso.

- También yo. – Sonrió el ángel. 

El ángel de Lucifer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora