— ¡Evan! —le nombro intentado forzar la cerradura, pero no lo consigo entonces doy un paso atrás y de una patada rompo el pomo de la puerta encontrando a mi jefe quien ha dejado al guardia inconstante en suelo.
—¡Oye! Solo necesitaba un momento —se queja siendo sarcástico
—Estaba preocupado por ti —me desespero un poco al decírselo y él se acerca a mi para cerciorarse que este bien permitiéndome notar que su costado derecho está sangrando entonces me acerco para auxiliarlo.
—Sólo es un pequeño corte, no me voy a morir por eso —no le da mucha importancia al asunto.
—¡Tu camiseta está ensangrentada! —riño levantando su camiseta para ver su herida.
—Está sangre no es mía es del otro hombre que quería follarte con desesperación —aclara con un evidente enfado dando un suspiro.
—Eso es algo que no iba a pasar —se lo aseguro con el ceño fruncido bajando su camiseta porque tiene razón, sólo es un pequeño corte y ya encontraré algo para curarlo.
—Con él, pero ¿conmigo? —cuestiona con un tono burlón rodeándome con su mano derecha y con la otra le da una nada sutil caricia mis posaderas sobre el bóxer.
—El idiota que me secuestró rompió mis pantalones de diseñador —me quejo sacándole una pequeña sonrisa.
—Que mal, siempre hemos querido hacerlo, son estorbosos y difíciles de quitar —se lo toma con humor, pero a mí no me causa nada de gracia.
—No es gracio...—voy a quejarme, pero el me da un fogoso beso en los labios y luego introduce su mano en mi bóxer sacándome un pequeño suspiro que me hace romper nuestro beso.
—Lo siento, esta situación de golpear a estos malditos para salvarte y ahora que finalmente te tengo me dejo un poco excitado —expone socarrón.
—Te entiendo, pero no podemos hacerlo aquí y justo ahora. Es muy peligroso —mis palabras consiguen hacerlo entrar en razón.
—Sera para después —se resigna a ello.
—Necesitamos algo de ropa —rompo su sensual abrazo a mi para dirigir mis pasos al umbral de la puerta y me fijo que no haya peligro antes de ir en busca de otra habitación porque tal vez pueda encontrar algo que podamos usar.
Busco en los armarios y gaveteros, pero sólo hay restos de comida, lencería, mucho alcohol, lubricante y condones algo que debería sorprenderme mucho porque básicamente este prostíbulo, lo bueno es que todas lograron escapar o al menos eso creo. Las camas apuestan a orina y humo de cigarros, el lugar está muy desgastado, aunque parece que alguien lo limpiaba porque hay una botella de desinfectante cerca de una cubeta con unos trapos viejos.
—Encontré algo para ti —dice Evan mientras se adentra en la habitación con nuestras cosas y entre ellas trae una camisa azul con estampado de flores que es dos tallas más grande que la mía, pero servirá ya que mi ropa está hecha pedazos.
—Gracias —le agradezco vistiendo la enorme prenda y calzando mis zapatillas que milagrosamente sobrevivieron.
—Destruyeron nuestros móviles y creo que las prostitutas aprovecharon la situación para llevarse nuestro dinero —expone con evidente enojo mientras retira su camiseta para usar otra que ha encontrado, pero lo detengo para ver su herida.
—Es algo superficial —se lo digo aliviado.
—También encontré esto quizá pueda ayudar. —me muestra una cinta adhesiva metálica.
—Si, podría usarlo para improvisar una venda —la recibo con una sonrisa burlona plasmada en mi rostro para sentarlo en la cama para romper su camiseta para usarla como venda y asegurándola con la cinta adhesiva.
—Perdón no sé qué más hacer —me disculpo y él niega con una sonrisa burlona.
—Espero que esto no me haga menos sexy —expone con un tono socarrón incorporándose de la cama para tomarme de la mano.
—Salgamos de este maldito lugar —tomo su mano para llevarlo conmigo hacia lo que parece ser la salida, pero no sin antes ver que el hombre que me intentó violar siga medio muerto.
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Perdido en ti© [En Edición]
RomanceUn hombre joven con grandes aspiraciones en su carrera como médico sufre un trauma que lleva al colegio de médicos decidir que él ya no es competente, obligando al joven Tanner a darle un enorme giro a su vida la cual se había venido abajo tras dich...