—Brooklyn —Mamá llama a mi puerta dándole dos toques a la puerta de mi habitación antes de abrirla.
—Podrías dejarme solo, por favor —pido sorbiendo de mi nariz ¡Dios! Detesto llorar así.
— ¡Dios! Has estado llorando mucho —dice, mientras se acerca a la cama para tomar asiento en la orilla.
—Ya no sé qué más hacer —admito con un nudo en la garganta y ella se sube a mi cama para abrazarme y luego se pone detrás mío dejándome apoyado en ella.
—No te había visto así desde los siete años cuando te caíste de tu bicicleta —expone con un ápice de diversión, pero a mí no me da mucha gracia porque ese día me hice un raspón muy feo.
—A los siete años no sabía que era gay, no me había acostado con mi primo y mi familia no estaba rota —expongo sarcástico, pero no nos reímos de eso, no fue para nada gracioso.
—Lo lamento mucho lo que dije antes, es solo que a veces es difícil seguirte el paso porque siempre has sido tan independiente —se disculpa, mientras me acaricia el cabello y yo me limito a pensar en lo que voy a hacer.
—Está bien —le digo forzando una sonrisa.
—Entonces... ¿Estás seguro de ello? —pregunta con un tono serio.
— ¿De que soy gay? —inquiero sin emoción alguna.
—Sí —responde tragando saliva con dificultad.
—Sí Mamá, soy irremediablemente gay —respondo muy aliviado por decirlo en voz alta.
—Te pareces a tu padre, pero eres como yo, tienes sus ojos y su cabello rojo, pero eres fuerte e intuitivo como yo ¿Cómo no me di cuenta antes? Eres muy malo guardado secretos y ahora me siento como la peor madre del mundo —expone dramática haciéndome reír, pero luego me pongo serio porque debo preguntarle algo.
—No eres la peor madre del mundo, sólo temía que este secreto me costaría el amor de mi familia —expongo con cierta nostalgia.
—Nada de eso —dice dándome un abrazo—, sólo se inteligente en buscar un novio que en verdad te merezca —sugiere y yo asiento rompiendo su abrazo para girarme.
— ¿Te vas a divorciar de papá por mi culpa? —pregunta con curiosidad.
—Por supuesto que no, es algo más complejo. Yo ya estoy cansada de luchar sola por nuestro matrimonio, él es un hombre difícil y yo... bueno son una mujer muy complicada, no funcionó, pero eso no significa que te vayamos a olvidar o que tengas que pensar que es tu culpa porque no lo es —expone con un ápice de diversión disfrazado la enorme tristeza que debe estar sintiendo, digo llevan casados 25 años.
—El parece haberme olvidado —digo, pero ella niega con una pequeña sonrisa plasmada en su rostro.
—Eso es muy poco probable, tal vez solo está... —suspira con pesadez—, evitando sentirse débil y tonto por todo esto, recuerda que se cree un dios por ser cirujano —expone con un tono sarcástico haciéndome reír.
—Al menos tu eres abogada, sabes defenderte además prácticas karate pobrecillo quién se meta en tu camino —digo entre risas.
— ¿Ya tienes todo listo para mañana? —pregunta y yo asiento dándole una mirada a las maletas en la esquina de la habitación.
—Si, pero debo ir de compras, pero... —voy a decir, pero mejor guardo silencio.
—Wyatt no está para acompañarte —termina la oración por mi dándose cuenta de algo muy importante.
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Perdido en ti© [En Edición]
RomansaUn hombre joven con grandes aspiraciones en su carrera como médico sufre un trauma que lleva al colegio de médicos decidir que él ya no es competente, obligando al joven Tanner a darle un enorme giro a su vida la cual se había venido abajo tras dich...