Capítulo 20. Intimidad Sobrevalorada [✅]

56 5 0
                                    

—No entiendo porque te gustan los hombres si tu eres un hombre —ante la crítica de los abuelos levanto mi vista de mi desayuno para verlos a ambos.

—Ser gay no me hace menos hombre, ni mucho menos objeto de burla o motivo para faltarme el respeto, pero si tienen algo que decir adelante... los escucho —soy lo más amable que puedo.

—Es que no lo entiendo porque eliges a un hombre en lugar de una mujer para compartir tu vida —se queja el abuelo dándome una mirada severa.

—Abuelo, es que… no hay nada que entender —interviene Brenda un poco molesta.

—Brenda —los Tíos le llaman la atención.

—Deberías sentirte avergonzado —asevera la abuela.

—Entiendo porque Papá se alejó, corrijo, nos alejó de ustedes dos. Ahora todo tiene sentido. Si ambos siempre han sido prejuiciosos, ególatras y moralistas no me imagino la vergüenza que él sintió —sacio mis deseos de discutir con esa observación que deja ambos con la boca cerrada.

—Brooklyn —me nombra Tío Charles dando un suspiro—, mira para los abuelos aún es difícil aceptar esto —intenta razonar conmigo.

—Eso no les da derecho de hablarme así —recrimino haciendo uso de mi sarcasmo.

—Si, no lo tienen —concuerda—, nadie se debe tomar las libertades de juzgar las decisiones demás, pero por favor no seas tan cruel con tus abuelos sólo ignoran el hecho que el mundo en el que crecieron ya no es el mismo —ante su petición yo me limito a asentir forzando una sonrisa.

—Lamento si me exalté, debí medir mis palabras, no los quise herir —me disculpo siguiendo con mi desayuno agradeciendo al cielo que el resto de la familia no esté aquí con nosotros.

—No… yo lo siento —se disculpa el abuelo unos minutos después posando su azulada vista en mí—, yo podré ser prejuicioso, ególatra y moralista como tú dices, pero sé disculparme cuando me equivoco. No podría sentir vergüenza de un hombre que se reinventa constantemente para cuidar de los demás de una u otra forma —sus palabras me conmueven un poco pero aún sigo enfadado.

— ¿Alguien te lastimó para que tomaras esa decisión? —la pregunta de la abuela me causa un poco de gracia.

—No abuela, créeme siempre supe cómo defenderme y nadie me ha hecho daño, bueno sin contar a Manuel Cervantes quién me apuntó con un arma —respondo a su pregunta haciendo uso del sarcasmo al mencionar lo último.

—Hay mucho de ti que aún no sabemos —menciona Jazmín con cierta desconfianza.

— ¿Qué te gustaría saber? —le pregunto con curiosidad.

— ¿Por qué venir aquí a trabajar para la empresa de Papá? Técnicamente ya no necesitas trabajar si ya tienes toda tu vida resuelta —indaga haciendo esa suposición.

—No toda mi vida está resuelta —me da gracia decirlo—, vine aquí para empezar de nuevo y tienes razón no necesito trabajar pero si necesito esto, a ustedes, el dinero no compra las conexiones emocionales que tengo con el lugar en donde estuve los primero años de mi vida —respondo a su pregunta saciando su curiosidad.

—¿Cómo conociste a Evan? Le dijiste a Papá que ya lo habías conocido antes —pregunta Airis quién se había permanecido en silencio hasta ahora.

—Lo conocí en un bar cercano a casa, golpeó a Rory con la puerta, fue divertido, nos tomamos una cerveza y luego tuvo que irse —me abstengo de dar más detalles que ya no tienen importancia para ninguno de nosotros.

—Bueno ya es suficiente con el interrogatorio —interviene Tía Amelia antes que alguien pregunte algo más.

—¿Dónde están los demás? —mi pregunta deja un incómodo silencio en todo el comedor.

Perdido en ti© [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora