Capítulo 4. Obra de Satán [✅]

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—Brook —escucho la voz como un eco distante en mi cabeza y seguido de ello siento como me empieza a mover un poco entonces separo levemente mis párpados para verle, pero me arrepiento rotundamente de ello.

— ¡Oh! ¿Quién encendió la luz? —me quejo con un tono muy somnoliento haciéndoles reír.

—Creo que ya estamos llegando —menciona Rory así que me acomodo bien en el asiento para frotar un poco mis ojos.

—Buenos días —me saluda Harvey con un ápice de diversión.

—Buenos días —respondo entre un bostezo, mientras me estiro un poco.

— ¿Cómo se llama el lugar? Digo tomamos un avión privado para llegar —pregunta Rory con un tono sarcástico.

—Se llama Paradise, Ohio. Aquí está Tanner Industries —responde Harvey con un tono divertido.

— ¡Genial! —menciona Rory muy entusiasmado.

—Si es genial —lo digo entre un suspiro cuando el avión comienza a aterrizar

—Verás que te va a gustar el pueblo y la empresa —asegura, Harvey.

—Buenos días, ya hemos llegado que tengan un lindo día, sus pertenencias serán llevadas al auto que los espera —nos dice el sexy azafato, si me pareció raro porque casi siempre son chicas, pero me alegra que fuera él. Es muy guapo además me ve como si fuese un gran descubrimiento.

—Muchas gracias —le agradezco haciéndole un guiño y él me regala una pequeña sonrisa antes dirigir sus pasos hacia la puerta de abordaje para abrirla.

—Tu no pierdes el tiempo —me molesta Rory en cambio Harvey se limita a verme con el ceño fruncido.

— ¡¿Qué?! —niega divertido levantándose de su asiento para salir del avión y Rory imitamos su acción, pero cuando voy a salir el sexy azafato me detiene del brazo.

—Llámame —dice metiendo un papelito en el bolsillo trasero de mis pantalones entonces me acerco a él y doy un beso en los labios.

—Lo haré —le digo con un tono muy seductor para finalmente bajar las escaleras del avión poniéndome mis lentes de sol.

—Eso es una buena entrada —se burla, Rory.

—El auto nos espera —nos indica un poco molesto, Harvey

—Si ya vamos —le dice Rory un poco extrañado por su comportamiento, pero finalmente le hacemos caso entrando en el auto en el cual ya están nuestras maletas.

—A casa —le indica Harvey al conductor quien es un señor un poco mayor quien estaba serio, pero al verme sonríe.

—Brooklyn —me nombra, pero yo no lo reconozco — ¿Ya te olvidaste de mí? —pregunta dejándome un poco apenado.

—Si, lo siento —digo, mientras me quito los lentes de sol.

—Me llamo Ambrosio Greenwich, conocí a tu padre y te llevaba al jardín de niños —expone con un ápice de diversión haciéndome recordar.

—Si tú eres Ambo, perdón cuando nos mudamos me olvidé de ti —digo y él asiente muy feliz porque lo he recordado.

— ¡Ambrosio a casa, ahora! —asevera, Harvey.

—Ey, no le hables así —riño para posar mis vista en el espejo retrovisor por donde nos está viendo Ambo.

—Llevamos a casa, por favor —pido amablemente y él me regala una pequeña sonrisa para encender el auto y ponerlo en marcha.

Perdido en ti© [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora