Capítulo 33. Amor Mio, tuyo y nuestro [✅]

42 1 0
                                    

Narra Brooklyn

—Evan —gruño un poco—. ¿Qué crees que estás haciendo? —me quejo entre un bostezo ante las cosquillas que me está haciendo Evan a mi trasero con las yemas de sus dedos.

—No se trata de mi —ante esas burlonas palabras incorporo mi pecho un poco con la ayuda de mis brazos para girar a mi izquierda encontrándome con mi novio quien está sentado en la orilla de la cama sin nada más que su bóxer.

—Buenos días —saludo con emoción y él me regala una sonrisa coqueta antes de venir a por mí haciéndome retroceder un poco hasta el centro de la cama para esconder su rostro en mi pecho.

—Buenos días —bosteza en mi pecho en el momento que Evan regresa del baño, se apresura a la cama y se une a nosotros en un reconfortante abrazo.

—Necesito llevarlos a mi casa o conseguir un lugar que sea nuestro, no me gusta llegar a hurtadillas a la hacienda con tus padres aquí y fingir que no tuvimos un ménage trois —su predicamento me causa un poco de gracia, pero entiendo su punto.

—Podríamos rentar un apartamento cerca del hospital y la empresa, como un punto medio —le apoya Evan.

—No duraríamos una semana viviendo juntos, aun es muy pronto para ello —rompo las ilusiones de ambos.

—De todas formas... Me gustaría buscar un lugar propio y dejar la casa familiar a mis madres —Ty insiste en su idea, pero no se escucha muy convencido de ello.

—Iremos a visitarte muy seguido cuando estés establecido —me causa un poco de gracia la promesa pretenciosa de Evan.

—Eso espero —dice Ty entre un bostezo—. ¿Puedo ir a la empresa con ustedes hoy? Estuve en una cirugía de doce horas y planeo tomarme el día —pide con un ápice de diversión.

—No veo porque no —acepta Evan.

—Pediré que muevan un sofá grande y cómodo a mi oficina con algunos cojines y te llevaré una manta —consiento a mi dormilón, bueno... nuestro.

—Fue buena idea dejar algo de ropa aquí después de todo —refunfuña haciéndonos reír—. ¿La pasaron bien sin mí? —nos pregunta con un tono de voz infantil.

—Si, estuvo increíblemente sensual y divertido, pese a que estábamos algo cansados del día —responde Evan de una forma muy dulce y segura.

—Te extrañamos —digo entre un suspiro apretándolo un poco contra mi pecho.

—Necesitamos tomar una ducha si queremos llegar a la oficina a tiempo —sugiere Evan.

—Evan quiere tomar una ducha con nosotros —mi grandote  señala lo obvio con un ápice de diversión.

—Espero que la ducha sea lo suficientemente grande —se me ocurre decir pensando en ello.

—Si, es suficientemente grande y grueso —ladeo una sonrisa malvada al escucharle decir eso.

—Esperen, me perdí ¿De qué estamos hablando? —se burla al cuestionarlo él anteriormente mencionado.

—Antojo mañanero, creo —señalo lo obvio—, después de tomar una ducha o durante, por supuesto —condiciono.

—Por mi está bien —concuerdan ambos al unísono.

—Esperen, tengo que hacer pipi —les detengo cuando siento el llamado de la naturaleza y ambos me dan un poco de espacio para que pueda ir a atender mi necesidad por unos cuantos minutos, luego me lavo las manos y después de hacerlo también aproveché para cepillar mis dientes.

— ¿Estás listo? —ambos llaman a la puerta, entonces les abro notando que ya ambos están desnudos.

—Lo estoy —respondo alegremente mientras me hago a un lado para que entren.

Perdido en ti© [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora