Capítulo 28. El Hombre de las Respuestas [✅]

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Narra Evan

—Adelante —digo al escuchar que alguien toca a mi puerta al mismo tiempo que acabo de cepillar mis dientes.

—Buenos días Evan —me quedo un poco extrañado al escuchar la voz del doctor Zang, pero de igual forma salgo del cuarto de baño para verle encontrándome a él asiáticoamericano de metro noventa usando ropa causal que creo que es de Brooklyn, no creo que sea su estilo, pero le queda bien.

—Buenos días Doctor Zang —lo saludo sin poder ocultar mi sonrisa burlona al verlo así.

—Puedes llamarme Tyron, si así lo quieres —depara con un ápice de diversión.

—Está bien, Tyron —me burlo un poco más.

—Venía a decirte que Brooklyn y yo hemos decidido tomarnos el día para estar contigo, al parecer somos lo más cercano a la comunidad LGBT+ del pueblo y no vas a estar solo cuando llegue tu familia —me sorprendo mucho al escucharle decir eso.

—Gracias, pero no planeo tomarme el día —mi burla sarcástica le causa un poco de gracia.

—Charles lo decidió hace unos minutos, pero quizá puedas hacer que cambie de idea en el desayuno —mi risa es opacada ante esas palabras—. ¿Vienes? —me incita al ver que me he quedado ahí pensativo.

—Yo bajaré… en un momento —se lo digo un poco consternado antes de acercarme al mueble de pie de cama para tomar asiento.

—Si no te importa, te haré compañía —él se acerca para tomar asiento a mi lado para darme una palmadita en la espalda.

—Esto está pasando demasiado rápido —se lo digo entre un suspiro mientras giro mi rostro para verlo.

—Siempre he creído que las cosas buenas suceden rápido —me da su opinión con un ápice de diversión—, la pregunta aquí es… ¿Estás listo para hacerlo? —me da ánimos.

—Si, es sólo que… básicamente sólo he besado un chico y después de unas semanas ya me considero bisexual —la ironía con que lo digo le causa un poco de gracia.

—En defensa de tu bisexualidad, no besaste a cualquier chico, besaste a Brooklyn Tanner y te puedo jurar que se pierde el uso de la razón al estar entre sus brazos —me sigue el juego haciendo esa observación un tanto sarcástica.

— ¿Cómo te ha ido siendo su novio? —medito un poco esas palabras antes de preguntárselo.

—Bien, creo, aunque que metí un poco la pata —hace una breve pausa para reír—, sé que no sabes mucho sobre el tema, pero hombres con el pensar de la vieja escuela ya no hay muchos y el hecho que haya coincidido con Brooklyn fue algo espontáneo, tan natural que se sintió correcto, nada forzado; creo que él es un reflejo de mis inseguridades, todo en él es abrumador e incluso lo más simple, pero estoy trabajando en ello —suma a su respuesta siendo optimista al decir lo último.

—Brooklyn te tiene loco —me burlo de mis propias palabras antes de incorporar mi trasero del mueble de pie de cama para dirigir mis pasos hacia el umbral de mi habitación, pero él me detiene y me sigue de cerca cerrando la puerta detrás suyo cuando salimos al pasillo.

—Muy enamorado —corrige con un ápice de diversión.

— ¿Dormiste bien? —se lo pregunto con curiosidad.

—Sabes que si. No te hagas, sé que has compartido cama con él —se lo toma con humor—. Es un tanto extraño, pero mucho de lo que él refleja es similar a mi Papá, o al menos lo que puedo recordar de él porque solo era un niño cuando falleció. Brooklyn tiene la misma compasión, empatía, confianza y también algunas veces él puede ser un poco intimidante —sus palabras consiguen reconfortarme al tener una idea de lo que habla.

Perdido en ti© [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora