Capítulo 29. Cuando El Dolor Se Detiene [✅]

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Narra Brooklyn

Han pasado dos largas semanas desde que básicamente me volví co-dueño de un bar que resultó ser un buen negocio después de todo, en mi trabajo todo marcha sobre ruedas gracias a el trabajo conjunto que mantiene la empresa, me he vuelto más cercano a la familia en especial con los abuelos, Ty y yo estamos muy bien y en cuanto a mi jefe él… está esperando a su cita.

Así es, él se unió a una app de citas por insistencia de Harvey, coincidió a alguien de su gusto y hemos aquí. A petición suya, estoy encubriendo en esta cafetería con un atuendo nada vistoso, tomándome un café helado y viendo con disimulo la pronta llegada del hombre en cuestión quien su identidad es un secreto, pero conseguí sacarle un poco de información a mi jefe y según él siento que él es diferente al resto, es atractivo, tiene una personalidad apacible y tiene una sonrisa encantadora.

Todo iba de maravilla, Evan se veía contento, el lugar tenía su encanto, vi a varios hombres pasar a su lado con la espera que fuera su cita, pero todo la emoción perdió sentido cuando alguien quien pensé que no vería más, se adentro a la cafetería y fue justo a la mesa donde se encontraba mi jefe, pero cuando miró hacia mi dirección se detuvo en seco antes de siquiera saludarlo.

—Brooklyn —me nombra con sorpresa al caer en cuenta que soy yo dejando a mi jefe de lado para dirigir sus pasos hacia mí, pero yo lo interrumpo.

— ¿Qué haces tú aquí? —se me ocurre preguntarle.

—Vivo aquí desde hace un año y seis meses. Es bueno verte, luces tan increíble como… —va a decir mientras tiene la intención de tomar el lugar disponible en la mesa, pero lo detengo antes que lo haga.

— ¿Qué te hace pensar que quiero entablar una conversación contigo? —se lo pregunto entre un suspiro al mismo tiempo que me incorporo de mi asiento para dirigir mis pasos hacia mi jefe, le hago una señal para que nos vayamos y él asiente al entender, se incorpora de su lugar dándole una mirada seria a Alexander, toma mi mano y me lleva consigo hacia la salida del lugar.

—Debo suponer que lo conoces —asiento ante su suposición.

—Si, lo siento mucho —le ofrezco una disculpa mientras seguimos por la acera—, vas a encontrar a alguien bueno, preferiblemente a alguien a quien no le haya roto la nariz de un puñetazo por acosador —soy sarcástico.

—Creo que debemos regresar a la oficina —opina entre un suspiro siendo pesimista.

—Nada de eso, te debo una cita o al menos algo de naturaleza sillar. Estabas muy entusiasmado y yo lo arruiné —él detiene nuestros pasos al escucharme decir eso, niega con el ceño fruncido y luego me da un abrazo el cual no dudo en responder siéndome culpable por esta situación.

—No tienes que protegerme, no así —me susurra al oído burlándose de sus propias palabras.

—Lo dice el hombre que no me deja usar ascensores por mi cuenta ni estar en espacios cerrados sin supervisión —expongo con burla mientras rompo nuestro abrazo para verlo al rostro por un breve instante para cerciorarme que esté bien y luego continuamos por la acera uno junto al otro tomados de la mano.

—Las personas van… —va a decir, pero lo interrumpo.

—Las personas pueden creer lo que quieran —consigo anteponer antes de que diga algo más—, tienes razón cuando discutimos que no debería darle mucha importancia a lo que piensan los demás y sólo vivir mi vida —admito con dificultad.

—A Tyron le encantaría escucharte decir eso —niego ante sus endemoniadas palabras.

—Que ni se te ocurra —se lo advierto.

Perdido en ti© [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora