De sangre

Capítulo 17

Venezia Oviedo.
Viernes 27 de Marzo a las 22.30
°
Suspiro
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-Debes hacer el esfuerzo por mamá. -digo preocupada.
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Me mira serio.
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-No debería haber pasado. -asegura.
-Pero pasó y ni tu ni yo tenemos la culpa. -digo seria.
-La culpa la tienes tú. -asegura.
-¿Qué yo tengo la culpa? -digo sorprendida.
-Sabías mis sentimientos hacia ti y aún así seguiste el beso. -reprocha.
-Sabiendo tus sentimientos deberías haberte controlado. -digo seria.
-¡Nonpuedo! -insiste.
-¡Yo tampoco pude! -digo fría.
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Miro a las niñas, Daniel niega intentando irse y tiro de su brazo hacia el baño para acabar con la conversación ambos solos.
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-Dejame salir, no quiero hablar contigo. -dice serio.
-¿Por qué jamás me cobraste esto? Tenemos la suficiente confianza para cobrarnos estas cosas. -comento.
-¡Eres mi hermana! ¿No te das cuebta que estoy loco? -dice alzando la voz.
-¿Y por qué te casaste? Estabas con ella amenazando a mi novio muerto de celos. -reprocho.
-¡Siempre tuve celos! -alza la voz.
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Vuelve a intentar irse y lo pego a la pared como puedo y, aunque él sabe que tiene más fuerza que yo no pone resistencia.
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-No podemos estar así, Daniel, no puedo estar así. -digo mirándole.
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Rodea mi cintura con sus brazos y confío en el soltando sus brazos de mis manos para que no se vaya.
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-No puedo dejar de pensar en el beso. -susurro.
-Yo tampoco puedo. -murmura mirándome.
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Sus ojos brillan, muerdo mi labio y me gira apoyandome en la pared él a mi.
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-No me amas. -asegura sobre mis labios.
-Eres mi hermano. -susurro.
-Lo sé. -murmura.
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Mira mis ojos, acaricio su mejilla y siento en mi pecho la misma presión que sentía cuando empecé a salir con Esteban, este nerviosismo, las ganas de esta que me bese, de estar con él... No puede estar pasa do esto Venezia.
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-Bésame. -suplico.
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Enreda sus labios en los mios deslizando sus manos hasta llegar a mi trasero, lo agarra con suavidad y nuestras lenguas comienzan a mezclarse. Me sienta sobre la encimera del baño, sus labios recuperan el aire pero continúan sobre los mios haciendo que él, sobre mis labios, susurre el "te amo" más sincero que jamás me han dicho.
La puerta suena y ambos nos separamos levemente.
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-Abrirme la puerta. -dice Jesús al otro lado susurrando.