De sangre

Capítulo 37

Venezia Oviedo.
Sábado 22 de Mayo a las 20.15
°
Acabo de poner la mesa junto mi madre en lo que Esteban y mi padre hablan en una esquina del jardín, mi madre me agarra el brazo tirando de mi hacia la cocina y me observa totalmente seria.
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-¿De donde son esas marcas? -señala mi brazo.
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Me quedo paralizada.
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-Hija... -agarra mi brazo.
-No... No son nada mamá, me caí el otro día. -tartamudeo.
-¿Y te diste por todo el cuerpo? -pregunta sin creerme.
-Sí mamá, enserio, fue una caída grande. -digo temblorosa.
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Siento una mano rodear mi cuerpo pornla espalda y el aliento de Esteban llega a mi nuca.
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-¿Qué sucede? -pregunta.
-¿Mi hija se cayó el otro día? -pregunta.
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Esteban rie de lado y me mira.
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-Sí, cayó bastabte mal y por eso tiene tantas marcas. -asegura.
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Ella agita la cabeza.
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-Eres una patosa. -rie aflojando la conversación.
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Nos deja solos en la cocina, Esteban me pega a la encimera besandome y me agarra fuerte del brazo seguramente causandome otro morado.
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-No quiero que cruces ni una sola mirada con tu hermano, como te vea hablando con él no lo cuentas ¿me oyes? -susurra lleno de odio.
-Esteban... Es mi her... -callo cuando su fuerza aumenta. -De acuerdo.
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Salgo al jardín sentandome en el césped con mi hija pues el largo y cómodo vestido que llevo hoy me facilita el jugar con ella.
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-¡Mami! -rie.
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La siento en mi regazo colocándole bien los rizitos y me mira seria.
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-Mi papi es malo mamá, tienes que buscar otro. -susurra.
-Papá es bueno mi vida. -asegura.
-No, hace que mi mamá llore. -asegura.
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Mi madre se sienta junto a nosotras y la miro.
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-Cielo, siento no poder decirte nada del juicio. -murmura.
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Me quedo callada, suspiro y encojo los hombros.
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-Debería saber que pasa. -aseguro.
-Lose, pero soy incapaz de hablar contigo. -dice sin voz.
-Mamá, tranquila, en algún momento me lo contarás cuando te sientas lista. -tocó su pierna.
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Ella asiente dulce, me abraza yi pequeña se nos echa por encima tirandonos al suelo.
El timbre suena, pero mi madre al estar riendo hace oídos sordos haciendo que yo vaya a abrir encontrándome con esa mujer agarra de la mano del que es mi hombre.
Ella pasa tras darme dos falsos besos, tras su pequeña la cual me abraza fuertisimo, rio al verlas entrar y aparto la cabeza cuando entra Daniel.
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-Estoy amenazada Daniel. -murmuro.
-Me cago en sus muertos. -maldice entrando.
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Suspiro, cierro la puerta y suplico en silencio que venga Jesús... Necesito un abrazo de alguien que realmente sabe la historia que estamos viviendo.