Capítulo 56

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Lali:

Después de aquel día no salí de mi departamento, necesitaba despejarme de todo lo que me estaba pasando,  cumplí con mi promesa, no volví a ver a los chicos, no quería. Solo pensaba en que Peter iba a ser papá con otra persona, estaba destruída, quería desaparecer. Euge viene muy seguido, creo que se asustó bastante con el mensaje que había enviado, me contaba de los chicos, los veía cuando Oli se juntaba con Rufi, muchos días no pasaron, hasta que me comencé a sentir mal, estaba muy decaída, para mi gusto, demasiado, y jamás me pasaba, decidí ir al médico y me diagnosticó anemia, estaba tan demacrada y flaca que me dijo que debía comer, porque ya estaba anorexica, Eugenia me lo había dicho demasiadas veces, pero no le hice caso, mi cuerpo intentaba llamar la atención, quizás así lograba ver a mis hijos, pero aún así decidí comer, por ellos, para que cuando me vean, esté bien y sana, me dieron unas vitaminas para controlar el fierro en mi sangre y me recomendaron que camine, para tener un poco de actividad física, pero que no me exija, ya que mi peso era extremadamente bajo. Estuve una semana observando a los chicos desde mi auto a la salida del colegio, no lo reconocían ya que había vendido la camioneta, no estaba trabajando, por lo que mi economía no era de lo mejor, me encantaba verlos ahí, me daban ganas de ir a abrazarlos, pero la maldita orden del juez, no me lo permitía. A veces se iban con Malena, otras con la mamá de Peter, e incluso una vez los fue a buscar mi mamá, se veían felices, me daba lástima verlos y que no me extrañen, ver a esa persona ya con una panza bastante notoria, no tenía idea de cuantos meses de embarazo tenía, pero más de cinco seguro, ver a mi bebito en sus brazos y que sonría, debería ser yo la que esté pasando por todo eso. Ese día, cuando llegué a mi departamento y me encontré con una sorpresa, estaba ordenado y olía a él, mi salvador, sonreí al entrar y creer que ya todo había terminado.

-Cómo entraste? -dije abrazándolo- pude sentir tu perfume al entrar

-Tu amiga, Eugenia me ha abierto, me comentaron por ahí que mi chica estaba mal, y tenía que venir a verla -me dijo con su acento hermoso, no pude evitar besar sus labios- he tenido que viajar varias horas para verte

-Gracias -le sonreí-

-No has comido en días? -me preguntó Mateo- estás más flaca, ahora eres como un huesito andante -reímos, me hacía bien, en estos momentos tenerlo era un mimo al alma-

-No tengo ganas de comer -le dije y negó con su cabeza-

-Bueno, ahora que vine vamos a salir a comer, me debes mostrar rincones de Buenos Aires, como yo te he enseñado los de Miami, los más hermosos, claro -le sonreí, era tan hermoso, acaricié una de sus mejillas, estaba agradecida de que venga a ayudarme- me quedo cinco días, no tenemos mucho tiempo

-Nunca hay tanto tiempo para conocer a fondo mi ciudad, pero cumpliré con llevarte a mis lugares preferidos, mis rincones

-Acepto -me dijo y reí-

Esos cinco días fueron increíbles, me renové por completo, no fui a ver a los chicos salir del colegio y tampoco pregunté a nadie por Peter, le dediqué tiempo a Mateo, comí como nunca, paseamos muchísimo, y disfrutamos de mi querido Buenos Aires, estaba realmente agradecida de él, me había hecho muy bien. Nuestra despedida fue como siempre, alocada y con tristeza, no quería que se fuera, me encantaría irme a vivir a Miami con él, pero me había ayudado a canalizar todo y fue mi cable a tierra, decidíncargarme de pedir tenencia por los chicos, ya medio año sin ellos era suficiente y me tocaba a mi tenerlos conmigo.

-Vas a venir más seguido? -le pregunté-

-No creo, ya es momento de que hablen y vuelvan a ser esa familia de las fotos, todos juntos, sin excluirlo a él, por más hijo que venga con otra persona, deben estar juntos, se aman y lo sabes Lali. Te voy a estar investigando, si dejas de comer, voy a volver a obligarte para que comas -reí- eres una persona increíble, no debes estar mal, demuestrale al mundo quien eres, y no te dejes pisotear, porque vendré yo a golpear a ese hijoputa -me abrazó y sentí aquel perfume por última vez, se me estaba yendo mi ángel-

Lo que toda Laliter deseaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora