Crónicas Guardianas: "La mujer bajo el cerezo" [Eldarya]

Spin-Off: "El de ojos verdes"

"En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante, y detrás de cada noche, viene una aurora sonriente".

(Khalil Gibran)

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Venecia, Italia - 1867

Era un día cualquiera, las personas caminaban por las calles de Venecia, y algunos se veían navegar por el río que inundaban las calles, aquello característico que todo ser debía conocer, navegar por aquellas góndolas es lo que todo ser debía conocer. Pero todo humano sabía que en esa ciudad caminar de noche era peligroso, sobre todo, para aquellas jóvenes desafortunadas que no tenían más remedio que volver a casa a altas horas de la noche.

Aquella mujer de castaña cabellera y ojos otoñales, salía del trabajo que tanto odiaba, aquellas miradas libidinosas mientras ella cantaba y bailaba junto a sus camaradas, sobre todo, las constantes críticas de su compañera de cuarto, que la acompañaba como todas las noches, hacían que ella añorara cada vez más una mejor vida.

-A veces desearía morir ahora que seguir aguantando a esos hombres...-, expresó a la rubia que estaba a su lado, quien bufó molesta, frente a esto, sintió como su compañera se reía-¿De qué te ríes, Andrea? Estoy hablando en serio...

-Ay Paola, deberías aprovechar que eres la más guapa y talentosa... esos hombres te darían mucho dinero extra si les das lo que quieren realmente de ti...-, la aludida rodó los ojos molesta, y negaba con la cabeza, no quería aquello, no pretendía vivir de ello toda su vida, y realmente vender su cuerpo, no estaba en sus planes, ella quería enamorarse, tener una familia y aquella vida, lo único que le daba, era una fama que no le pertenecía.

-No quiero eso... No quiero enfermedades y te lo he dicho, que tengas cuidado... la tuberculosis no es un juego, Andrea y sobre todo... ¡Todos ellos son hombres casados!-, replicó molesta, y adelantó el paso hacia su departamento, si es que podían llamarlo de esa forma.

-¡Paola! ¡No me dejes sola! ¡Sabes las cosas que pasan a estas horas a mujeres solas...!-, sin embargo, ya era demasiado tarde, Paola no la escuchó y tuvo que correr tras ella, al hacerlo, ambas vieron que una niebla las envolvió y viendo que los rumores eran ciertos se abrazaron-¿Será lo que estoy pensando? ¡Soy demasiado bella y joven para morir!

-Andrea, es solo una neblina...-, replicó Paola soltando a Andrea de su brazo, y volviendo a caminar hacia aquella bruma se detiene al ver a un hombre al frente de ella, y vio en él, como poseía una cabellera negra perfectamente peinada y como unos ojos verdes la miraban fijamente, en ese momento, ella vio su oportunidad, no sabía nada de él, pero vio en él la escapatoria que siempre deseó-Por favor, sálvame de esta vida... No quiero seguir con esto... No quiero tener que vender mi cuerpo...

Ella sintió como él la miraba con compasión, sintió una felicidad al encontrarse con ese desconocido, y él un remordimiento por lo que quería hacerle a esa dulce mujer, aquella abrió los ojos al ver cuando él sonreía, unos colmillos aparecieron, y a pesar de las leyendas, no tuvo miedo, prefería morir que seguir viviendo del burdel, vio como él se acercaba al cuello de ella, sentía aquella deliciosa sangre recorrer esas venas, pero se detuvo, se detuvo al sentir un aroma desprender de ella,