Crónicas Guardianas: "La mujer bajo el cerezo" [Eldarya]

Capítulo 1: "Un extraño sueño".

En una extraña mañana, Dublín estaba extrañamente frío, el viento chocaba contra las ventanas del estudio de trabajo de Bradley O'Connor, un arqueólogo famoso por diversos descubrimientos de culturas olvidadas en los lugares más incógnitos del planeta tierra.

Dentro de dicho estudio se encontraba una joven muchacha de una larga cabellera ceniza ondulada, con una curiosa mirada violeta, se hallaba tras el escritorio de su padre, con una sonrisa victoriosa al lograr forzar la cerradura de aquel maldito cajón que obstaculizaba su búsqueda, esperando poder encontrar algo que le sirviera, en dicho lugar, pero solo encontró una antigua fotografía entre todos los papeles que su padre mantenía escondidos en ese lugar.

Al ver detenidamente aquella foto, encontró en esa hermosa mujer de finas facciones, un extraño parecido podía encontrar con ella misma en esa bella mujer que a diferencia de su propia apariencia física, poseía una larga cabellera plateada, miraba alegremente a quien sostenía aquella cámara, con unos intrigantes iris del mismo color de quien miraba aquella fotografía en aquel estudio.

Extrañada por esto último, sin embargo, suspirando para concentrarse en lo que estaba haciendo ahí, coloca dicha fotografía en aquella mesa, buscando pistas sobre sus orígenes para la tarea de la escuela, suspira derrotada, hundiendo su espalda en aquella cómoda silla de cuero, y nuestra protagonista se preguntó a si misma, —"¿Dónde guardan los árboles cronológicos en esa oficina?"

Pensaba la curiosa muchacha, frustrada por no poder encontrar nada que le sirviera, sin embargo, su mirada curiosa se encontró con diversos papeles, los cuales señalaban distintas teorías de la existencia de otros mundos, aquellos que guardaban seres mitológicos que uno ve en la televisión, y esta chica confundida, menea la cabeza de un lado a otro, sentía que aquello carecía de sentido o lógica alguna, ¿cómo existiría una realidad alterna a la nuestra?, Y con curiosidad agarra dicha investigación, de la cual cae una nota al suelo, una nota olvidada, rasgada y arrugada por los años en ese lugar

—Pero, ¿Qué tenemos aquí?

Ella murmura para si misma como si fuese un detective en una escena del crimen, une sus labios en una fina línea, coloca esos informes en el mismo cajón donde los encontró, y al tenerla entre sus dedos al inclinarse para alcanzarla, apoya su espalda en el respaldo de la silla de su padre al enderezarse y lee en voz alta aquella carta...

"No pido que me perdones, ni que me comprendas, pero no puedo quedarme por más tiempo en este lugar...

...Te ruego que me olvides, pero protege nuestro tesoro y dale el amor que yo nunca pude entregar"

M

Al terminar de leerla, esta muchacha, miraba aquel trozo de papel, confundida y con un extraño y leve dolor en el pecho por el triste contenido de aquella nota, aún habían residuos de las lágrimas vertidas en esa carta, y con un extraño pesar, la da vuelta para ver si había algo más anotado en el reverso de ella, y abrió sus ojos por la gran sorpresa al ver el nombre de su padre en él, ¿Qué significaba aquello? Se preguntaba aquella muchacha, ¿Qué quería decir aquella persona con nuestro tesoro?

Ella suspiró ofuscada y confusa, su intuición que nunca fallaba le decía que había algo más en esa carta, un secreto que no debía descubrirse y sin percatarse que la puerta de esa habitación se abría poco a poco, ella seguía perdida en sus pensamientos, los cuales fueron interrumpidos por la voz molesta de su padre.
-¿Blake? ¿Qué haces aquí?

La joven chica, la primogénita de aquel famoso arqueólogo, dió un sobresalto en aquella silla, se puso de pie inmediatamente olvidando la carta que tenía en su mano, en cambio, su padre se acerca y mira lo que su hija ha intruseado, frunce el ceño y une sus labios en una fina línea molesto al ver todos los papeles revueltos sobre su escritorio, ocasionando en Blake sentir unos escalofríos en su espalda y él, con terror por lo que pudo haber descubierto, le mira totalmente enfadado
-¿¡Cuántas veces te he dicho que no veas mis cosas y si necesitas algo, solo pídelo!?