Capítulo 61: "Fabricante de mentiras"

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Como todo el tiempo me mantuve oculta en la oscuridad de mi conciencia, y como todos los días me refugié en aquella maldad que fue creciendo dentro de mi, aquella obsesión de no haberle visto crecer, de que él no me llamase madre... Eso fue lo que él también me quitó... él me robó mi inocencia, él usó su cuerpo como un arma de doble filo y ni siquiera sé que fue lo que enamoró de ese hombre de oscura cabellera...

Quizás fue la voz melosa con que me hablaba, sin embargo, nunca me di cuenta esa vez que su mirada nunca brilló cuando me miraba, al menos no como la mía... al menos sé que mis sentimientos fueron puros hasta mi último aliento... cuando él me rompió el corazón...

Nunca olvidaré su rostro y lo mucho que me costó engañarle, hacerle ver que la aprendiz engañó al maestro, y finalmente cuando fui libre... pude ir en busca de mi hijo... de aquel muchacho tan bello, pero su corazón amaba a otra como madre y por eso, la hice pagar...

Mizuki quizás se pregunte si me arrepiento de haber hecho esos pecados... si pienso en los seres que asesiné... si pienso en aquellos que les arrebaté todo y dejarlos en la nada... pues, admito que no he obrado bien... pero he hecho todo para librarme de él... matar familias bajo sus órdenes... como aquellos tanuki... de los cuales nunca olvidaré a ese pequeño que creyó que logró huir...

Porque yo no soy como él... yo no daño a niños... yo no le quito la vida a los niños... a ellos no... a todos, menos a ellos... y bajando la mirada, recordando el rostro de ese repudiable ser... fruncí el ceño... juré vengarme de él... juré que todo en mi vida le haría pagar por lo que hizo... por haberme quitado a mi bebé... por obligarme a matar... por haberme hecho en esta bestia que soy...

Aquel hombre, aquel Piero Rinaldi... que me prometió la luna entera bajo este mismo cielo estrellado aquella noche... aquel hombre que me hizo suya aquella misma vez... ahora solo dolor me causa recordarle... aquella emoción, fue reemplazada por la amargura del odio... una pasión transformada en ira... donde solo en este lecho... quedaba una sola cosa por hacer... ver a aquel pequeño... ver a aquel pequeño que vivió su vida en esa horrible familia que ella misma aniquiló...

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Estaba aquel hombre en Dublín, sentado en la sala de interrogatorio de la oficina de aquella policía nacional, su cabellera perfectamente peinada miraba a aquellos policías con cierto recelo, aquellos oficiales estaban perdiendo la paciencia, y aquel hombre también, se rascaba la frente ofuscado, mirando al oficial a cargo

-¿¡En serio me tienen retenido aquí!?-, exclamó aquel hombre de traje elegante, el primer ministro de Irlanda,-Mi hijo está desaparecido... No lo he visto en días y me traen aquí a informarme que encontraron a alguien conocido y ¡Es un maldito drogadicto que ni siquiera tiene el color de pelo de Samuel!

-Lamento mucho como lo han tratado señor Dickens-, expresó el jefe de policía ingresando en aquella sala y sentándose frente a aquel político-Pero es el único lugar donde podremos conversar sin tener oídos ni ojos en las paredes... ya sabe... dado la última vez que me contactó... dudo mucho que ahora sea diferente...

-Que tu servicio sea necesario, no significa que tus hombres sean unos estúpidos...-, expresó el padre de Sam tocándose la barbilla, y mirando a aquel hombre que estaba al frente de él-¿Cuánto piden para liberarlo?

Crónicas Guardianas: "La mujer bajo el cerezo" [Eldarya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora