Capítulo 27: "Encuentros anhelados"

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••• « Meses Antes » •••

Aquel hombre de inmaculada vestimenta, entra en su apartamento luego de la búsqueda implacable en aquella mansión por respuestas al paradero de aquel ser que tanto deseaba poseer, sin duda, él no estaba en Irlanda y su instinto decía que en la Tierra tampoco, pero su cabeza dolía al tratar de pensar en qué lugar podrían estar, ¿En Alfheim con su padre? Era imposible, él no tenía idea de quien era realmente, ni mucho menos debería estar en Eel, entonces, ¿A qué lugar habría huido? Y tras esos pensamientos, frunció la boca suspirando, y entre sus habitaciones escuchaba unos gritos de dolor e impotencia, era placer para sus oídos y suspirando por ello, entra en aquella habitación a su pesar.

-Ineficientes-, exclamó en un suspiro mientras abría aquella habitación dos de sus secuaces torturaban a aquel mayordomo de ese ser que conoció ya hace bastante tiempo, aquel que le había rechazado al profesarle su amor tan puro, luego de todo lo que vivieron juntos en aquella época, y con aspecto frío, miró a sus sirvientes que se detuvieron al ver que estaba a su lado-Váyanse, déjenme solo con él...-, tras decir aquello, sus secuaces se largan de aquel lugar y él comenta a quien estaba frente a él, mirándole con un odio tremendo, si pudiese leer la mente, seguramente podría escuchar como ese ser lo maldecía una y otra vez.

-Señor Charles Carson, ¿Quién diría que serías alguien como usted fuese tan leal? Pero veamos cómo podrás resistir a mis encantos...-, y tras decir aquello, aquel ser manifestó su verdadera figura, un hombre tan oscuro que sus orejas de zorro carcomían en un escalofríos a quien estaba frente a él, y Carson uniendo sus labios en una fina línea, recordando aquel entrenamiento en aquella época que vivía con los gangsters de Al Capone, exclamó

-Mi nombre es Charles Carson, fui entrenado por el mismísimo Semyazza-, y aquel hombre alzando la mirada de forma desafiante a ese zorro abominable, añade en un grito-¡Y puedes irte al infierno!

Aquel hombre de oscura cabellera, se pasó la mano por su pelo, haciendo que sus orejas se moviesen al mismo lado que su mano, suspirando se acerca tomando el collar que colgaba del cuerpo de ese hombre, sacándoselo con gran hastío-¿Bradley sabía que había contratado a un Dökkalfar?

El aludido frunció el ceño, Carson no emitía ninguna palabra, si bien tenía lealtad con su rey era impacable, todos esos años de servicio con Bradley, le habían hecho entender que hizo bien en aceptar esa misión cuando en su apartamento de Nueva York llegó una carta de parte de su reino con la propuesta del rey de los Ljósàlfar de encontrar y cuidar a su hijo-Mi nombre es Charles Carson, fui entrenado por el mismísimo Semyazza-, volvía a repetirle lo mismo que lo anterior, no iba a permitir ser un topo, ni mucho menos hacer que esas niñas perdieran a su padre-¡Y puedes irte al infierno!

Sin el amuleto, aquel hombre volvió a su figura natural, sus largas orejas y oscura tes, su dorada mirada y fruncida, lo miraba desafiante, ni el mismísimo rey Angrod lo podía disuadir, menos un ser abominable como él-Lástima, el que se irá al infierno eres tu...-Y tomando una espada de su colección de su muralla, se acercó con gran maestría donde él, colocando su mano en el mentón obligándole a mirarle a los ojos, exclama-Lástima, eras bastante apuesto...

Y así fue como la tortura de él terminó, encontró la paz sin decir el paradero de su jefe sintiéndose orgulloso por ello, y mientras aquel oscuro ser se volvía a peinar su cabello que se había desarmado por el esfuerzo realizado, y al mismo tiempo que su cuerpo volviendo a tener su forma humanoide, se vuelve a abotonar su terno, y acomodando su corbata roja, exclama-Samyazza, eh, este hombre debió conocer a Al Capone... lástima, era un guapo elfo...

Crónicas Guardianas: "La mujer bajo el cerezo" [Eldarya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora