La verdad...

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A la mañana siguiente un actuario del Juzgado Familiar ya se encontraba en el domicilio de la familia Kou.

Toc, Toc, Toc.

-Sí ¿Diga? – dijo la mamá de Seiya al abrir la puerta.

-Buenos días, vengo a entregarles esta notificación al Señor y la Señora Kou. – le extendió unos documentos.

-Sí, soy yo. – tomó el documento en sus manos y comenzó a leerlo. A cada línea sus ojos se abrían más y más. – Disculpe, creo que esto es un mal entendido. – y le devolvió el documento. – Mi hijo no puede demandarnos, creo que es un error. – No podía entender que era lo que estaba sucediendo.

-No señora, no es un error, es lo correcto. Si no es su deseo recibir la notificación no hay ningún problema. La dejaré fija en la puerta y se tendrá por notificados. Pero le informo que su término para contestar la demanda de emancipación comienza a partir de este momento, tienen nueve días para contestar, si no lo hacen, no se preocupe, el Juzgado los tendrá por conformes. – mientras decía todo esto, sacó un pequeño pincho para colocar el papel sobre la puerta, pero fue interrumpido por la mamá de Seiya.

-De ninguna manera, démelo. - le arrebató el documento de las manos.

-Está bien, firme aquí por favor. - le mostró donde tenía que firmar.

-Claro, gracias. - firmó y cerró la puerta.

-¡Dios! Seiya que hiciste... - dijo con preocupación.

-¿Quién era? – preguntó el papá de Seiya que venía saliendo de su oficina.

-Pues... mira, necesito que estés tranquilo, ok. – se acercó a él con temor.

-¿Qué pasa? Me estas poniendo nervioso. – miró los documentos que tenía en su mano. - ¿Qué es eso? – apuntó a los papales.

-Vino un actuario del Juzgado a traernos una notificación. – se los entregó.

-¿notificación de qué? – tomó los documentos y comenzó a leer.

Conforme leía su cara cambiaba de sorpresa a enojo.

-¿Está loco? - gritó. - ¿Por qué está solicitando la emancipación? – arrojó los papeles al piso. - ¿Cómo puede firmar una demanda si esta en Italia? Dime ¿cómo? - tomó a su esposa de los hombros y la sacudió.

-No lo sé... El actuario solo me dio esto... Amor, debes tranquilizarte. – dijo con los ojos llenos de lágrimas. Temía lo que su esposo fuera a hacer.

-Voy a llamar al internado... algo anda mal... - se dirigió al teléfono y tecleó un número. –Bueno, hola ¿parla español?... Sí, gracias. Hola soy Benjamin Kou ¿me podría comunicar con mi hijo por favor?... sí, Seiya Kou.... ¿Qué?... ¿Cómo que no ha vuelto?... Yo nunca di permiso de que saliera... Pero ¿cómo se atreve a decirme eso? Esta usted loca... No, no me importa las justificaciones que usted tenga, pronto sabrán de mis abogados... nunca debieron dejar salir a un menor sin el consentimiento de sus padres... - colgó sumamente molesto.

-¿Qué paso? – dijo temerosa. Sabía que el infierno apenas comenzaría.

-Que tu hijo salió del internado el fin de semana con una compañera y ya no regresó. Hazme tú el grandísimo favor. - se jaló el pelo con desesperación. – Ya sé quién me va a decir donde está. - salió inmediatamente de la casa y dio un portazo.

La Madre de Seiya se quedó llorando, sabia a donde se dirigía.

Toc, Toc, Toc.

-Abran la puerta o la tiro. – amenazó.

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