En espera de noticias...

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Se había detenido a dos metros del incidente. Estaba perplejo, ¿Qué fue lo que hice? se repetía. Todo había sido muy rápido. En un impulso había pisado el acelerador hasta el fondo y apenas se daba cuenta de sus acciones. No lo podía creer ¿había lastimado a la persona que más quería y a la joven que lo acompañaba? Entró en shock, lagrimas salieron de sus ojos. De repente personas se empezar a arremolinar junto al coche y los jóvenes que estaban tirados en el piso. Algunas le preguntaban ¿está bien?, el no respondía solo veía por el retrovisor las figuras en el piso. Sus manos estaban blancas debido a la fuerza que ejercía en el volante. Otras le gritaban inconsciente, asesino.

-¿Asesino? – preguntó por fin volteando a ver a las personas que se habían acercado. - ¿están muertos? – las lágrimas salieron a caudales de sus ojos.

-Al parecer si y usted los mato ¡Esta loco! – gritaba una mujer.

-¡Los mate! ¡Los mate! – comenzó a gritar desquiciado aún sujeto del volante.

De pronto Seiya comenzó a recuperar el conocimiento. La gente a su lado lo auxilió para que se incorporara.

-¿Qué pasó? ¿Bombón? – lo ayudaron a sentarse y de pronto su mirada se dirigió a donde estaba el cuerpo de Serena tirada. Parecía una muñeca de trapo. El cabello despeinado, no traía uno de sus zapatos, sangre es lo que cubría su cara, sus brazos y su cuerpo. El grito de Seiya enmudeció a todos los ahí presentes. - ¡No Bombón! ¡Tú no, por favor! - se puso de pie rápidamente, hizo a un lado a la gente que intentaba detenerlo. Llegó hasta donde se encontraba Serena.

-¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué me empujaste?  Bombón por favor... - sollozaba. – no me hagas esto... ¡una ambulancia por favor! – intentó levantar su cabeza, pero los vecinos se lo impidieron.

-No la toques, podrías lastimarla más muchacho. – dijo una anciana que se había acercado.

-Mi bombón... mi bombón... - gritaba Seiya. Un dolor jamás experimentado se había apoderado de él. – Mi bebé... No los puedo perder... no, no puedo.... Bombón por favor, reacciona. – le pedía tirado a su lado.

-Ya viene la ambulancia. - comentó otro vecino cuando se escuchó la torreta.

Cuando llegaron los paramédicos trataron de hacer a un lado a Seiya, pero esté se resistía a dejar la mano de Serena, que en ese momento había tomado.

-Joven, necesitamos que nos de espacio por favor. Si no, no podremos ayudar a la joven. El tiempo es perdamos es fundamental para salvarla. Por favor ayúdenos. – comentó un paramédico tomando la mano de Seiya para que dejara a Serena.

-¿Cuánto tiempo tiene de embarazo? - Preguntó otro paramédico. Seiya quería responder, pero su voz no salía. Lagrimas se desbordaban por sus mejillas y un nudo en su garganta le obstruía cualquier palabra.

-Joven por favor respóndame. – volvió a preguntar el paramédico. Lo sacudió un poco para que reaccionara. Pero la verdad es que ver a su bombón en ese estado lo estaba matando. Luego un grito lo sacó de su ensimismamiento.

-¡Seiya! – su padre había salido del vehículo y ahora se encontraba caminando hacia su dirección.

Volteó a ver de dónde provenía ese llamado. Lo vio, caminaba temblando. No tardó en entender que él había sido el causante de todo. Se puso de píe y corrió a su alcance.

-¡Fuiste tú! – gritó enloquecido. Lo tomó de la camisa y lo puso cara a cara.

-Hijo perdóname, no sé qué me pasó. – respondió ante la furia de su hijo.

-cómo pudiste... cómo pudiste... es mi hijo... mi bombón.... – lo soltó y se tapó la cara con las manos. Era indescriptible lo que sentía.

Amigos noDonde viven las historias. Descúbrelo ahora