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La pareja ya se encontraba instalada en su nueva casa, todo era nuevo para ellos, pero estaban muy contentos, el vecindario era muy tranquilo y la casa bastante amplia.

Seiya y Serena había meditado mucho sobre el cambio, pero al final habían decido que era lo mejor. Su juventud les permitía adaptarse a cualquier cambio y si éste era para mejorar, pues aún mejor.

- Ya desempaqué casi todo, sólo falta la caja de tus libros - dijo Serena mientras entraba en el nuevo estudio de su esposo.

- Gracias Bombón... - la miró y sonrió, luego volvió la vista a la computadora - ¿a qué hora es tu entrevista?

- A las 4:00.

- Bien, yo te llevo... - dejó de revisar el aparato y de nuevo la miró - ¿Te parece si salimos a comer?

Sabía que estaba nerviosa por la entrevista para el nuevo trabajo, pero no le decía nada, seguro para no preocuparlo.

- Sí - dijo con una sonrisa - me cambio y nos vamos. - salió del despacho y la escuchó subir las escaleras corriendo.

Sonrió de lado y continúo haciendo su trabajo.

Ya habían pasado 30 minutos y su esposa no bajaba, se extrañó, ella nunca tardaba tanto, decidió subir a buscarla.

- Bombón... - gritó subiendo las escaleras - ¿Estás bien?

Continuó con su camino hasta la recámara, entró y no la vio, así que se dirigió al baño, pero justo antes de llegar la escuchó vomitar.

Entró rápido, asustado.

- Bombón ¿Qué pasó? - se colocó tras ella y le acarició la espalda mientras ella seguía con las arcadas - ¿algo te cayó mal? - la dejó un momento y fue a coger un vaso de agua de la habitación.

-Toma, esto te quitará el mal sabor - le extendió el vaso y ella lo tomó. Bebió rápido.

Ahí la pudo ver bien, tenía los ojos rojos de tanto esfuerzo, algunas lágrimas se le habían escapado y tenía un color más pálido de lo normal.

- ¿Estás bien? - tomó el vaso que ella le entregaba.

- Seiya...

- ¿Qué pasó? Dime...

- Creo que estoy embarazada - susurró.

Sus ojos se abrieron cual grande eran. No lo podía creer.

Se dejó caer en el piso al lado de su esposa. La observó, su semblante estaba descompuesto y tenía una expresión indescifrable. Tragó saliva ruidosamente para poder hablar.

- ¿Estás segura?

Ella asintió.

- ¿Qué otro malestar has tenido? ¿Cómo lo sabes? - acomodó un mechón de su rubio cabello que se había salido de su lugar.

- He tenido muchos mareos y antes de venir aquí me desmayé en casa de mis padres, pero le hice jurar a mi madre no decirte nada - dijo temerosa y bajó su cabeza.

La tomó del mentón e hizo que lo viera.

- ¿Por qué no me lo habías dicho?

- No lo sé, no quería que te distrajeras de tu trabajado, además, estábamos a punto de viajar y no quería preocuparte.

- Bombón... - la acercó a él y la besó.

- ¡No sabes qué feliz me haces! - unió su frente a la de ella. Estaba sumamente conmovido.

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